Los taxistas dan una tregua de un par de semanas al Govern
El gremio espera que la Generalitat garantice muy pronto que mantendrá las restricciones a los VTC
La gran movilización protagonizada ayer por miles de taxistas catalanes no fue más que un aperitivo, un brusco aviso al Govern, un toque de atención a Junts... Luego de poner media ciudad patas arriba unas horas, los taxistas velan de nuevo sus armas, se toman unas cañas con unas bravas tras su exhibición de músculo y aguardan a que la Generalitat les haga saber que tomó nota, que está en ello, que no tienen de qué preocuparse.
Y si en un par de semanas consideran que el Govern no les prestó la atención debida tomarán de nuevo las calles de la ciudad, sacarán otra vez la Titoneta, su recién estrenada furgoneta equipada con 20.000 W de potencia, ideal para animar las manifestaciones y así bautizada en reconocimiento a Alberto Álvarez, alías Tito, portavoz y fundador de Élite Taxi, la principal asociación de taxistas del área metropolitana.
Y seguro que llegado el caso los taxistas tomarán de nuevo las calles sin tantos miramientos como ayer. Sí, el objetivo de esta última protesta de los taxistas fue redoblar la presión sobre la Conselleria de Territori, y hacerlo a ser posible sin canjearse la animadversión ciudadana. “PSC, la CUP y En Comú Podem están con nosotros –dijo Tito tras reunirse con todas las formaciones–. Salvo Vox. No nos sentamos con fascistas. Pero lo que más nos preocupa es que aún no conocemos al conseller de transports, a Jordi Puigneró. Aún no nos hemos reunido. Quizás tengamos que ocupar alguna sede para llamar su atención. En el Govern ERC se alinea más claramente con los taxistas que JxCat. Veremos que ocurre estos días”.
“Nos reuniremos con unos y otros”, dijo Puigneró. El conseller, sin embargo, no desveló detalles del nuevo decreto que prepara el Govern. “Habrá que ver qué dicen posibles sentencias tanto a nivel de Estado como de Europa”. Además, Puigneró criticó que el Estado se sacudiera las pulgas “traspasando las competencias a las comunidades autónomas.
Este pifostio arrancó hace cuatro años. Entonces la gran guerra del taxi contra los coches de alquiler con conductor, los VTC, terminó con la firma del decreto Ábalos. El Gobierno central restringía así los servicios que estos vehículos podían realizar en las ciudades y trasladaba a las comunidades las competencias al respecto. En aquellos tiempos el diálogo entre la Generalitat y los taxistas era más fluido.
El sentido del decreto Ábalos era que los VTC no pudieran funcionar a efectos prácticos como taxis. La situación estaba desatada luego de que un vacío legal disparara
“Aún no conocemos al conseller de Territori; quizás tengamos que ocupar alguna sede”, dicen los conductores
la tramitación de estas licencias y reventara el ratio establecido por el Tribunal Supremo que marca que no ha de haber más de una licencia de VTC por cada 30 de taxi. Solo en Catalunya irrumpieron unos 4.000 permisos de VTC. Y firmada la ley se firmó su moratoria, una de cuatro años que terminará en septiembre, en verdad una indemnización para todos aquellos que se habían hecho con estos permisos .
¿Mantendrá la Generalitat las restricciones para los VTC o prepara un marco liberalizador al estilo de la Comunidad de Madrid? “Ayusadas las justas”, dice una de las pancartas de ayer. En esta historia parece que todos se despertaron tarde, hasta los taxistas. La presidenta madrileña tiene las cosas más claras. Los taxistas no bajarán la guardia hasta que la Generalitat pruebe que protegerá la proporción de una por cada 30.
La Generalitat no deja de inquietar a los taxistas. Los rumores en torno apocalípticos borradores ultraliberales no hacen otra cosa que crecer. La comunicación entre el Govern y los taxistas que alimentó la paz en el mandato anterior flaquea ahora. Si la Conselleria de Territori no toma medidas drásticas, la Titoneta saldrá de nuevo a las calles, muy pronto.c