La Vanguardia (1ª edición)

Desfase y batalla campal entre hinchas

- HARLOS NOVO

El Eintracht de Frankfurt, favorito a priori, necesitó la tanda de penaltis para superar a un combativo Rangers, que pudo haber decantado la final a su favor en los últimos minutos de la prórroga de un partido más igualado de lo esperado. El portero Trapp evitó la victoria escocesa y en los lanzamient­os de penalti el Eintracht estuvo más consistent­e. Ramsey falló el cuarto lanzamient­o del Rangers y el colombiano Santos Borré, con pasado en el Atlético, marcó el quinto y definitivo para sentenciar el éxito alemán.

El Eintracht llegaba a la final después de un pasado azaroso con descensos a la segunda Bundesliga, un histórico venido a menos. Ambos equipos habían protagoniz­ado una semifinal de la Copa de Europa en 1960. El Rangers había sido descendido a la cuarta división escocesa hacía diez años.

La marea blanca de los aficionado­s del Eintracht fue mayoría en el Pizjuán, como ya pasó en el Camp Nou en abril. El Eintracht partía como favorito desde que eliminó al Barcelona en los cuartos de final pero su puesta en escena adoleció de remate y la defensa escocesa mantuvo el tipo sin descompone­rse demasiado.

El fútbol del Eintracht fue siempre más elaborado. El Rangers buscaba siempre pelotazos largos a su delantero Aribo, pillado en inferiorid­ad una y otra vez. La primera ocasión clara llegó a los 12 minutos, un remate de Kamada, una parada de Alan Mc Gregor, de 40 años, y el rechace en la frontal lo remató Kostic a las manos del portero del Rangers.

Cerca de la media hora llegó la segunda oportunida­d de los alemanes, Knauff se metió hasta la cocina pero de nuevo el portero escocés evitó el gol.

La contra fue de Aribo, pero la primera parte se cerró con otras dos ocasiones de Kostic poco hábil en el remate.

La segunda parte empezó sin cambios y con un guion de partido parecido. El Eintracht buscaba madurar más sus jugadas, pero no encontraba la manera de hacer daño a una defensa escocesa que se replegaba con mucha gente y a la que no le importaba ceder la posesión.

El Eintracht estuvo cerca de abrir el marcador en un disparo a la media vuelta de Lindstrom en

Dos horas antes del partido ■ un grupo de aficionado­s del Eintracht y del Rangers se enfrentaro­n con violencia en las calles de Sevilla. Los incidentes comenzaron en el puente de San Bernardo, el que da acceso a la la frontal. El balón tocó en un defensa y no acabó en la portería de milagro. Cuando peor lo pasaba el cuadro escocés llegó el gol del Rangers, a los 58 minutos, en un error gravísimo de la defensa del Eintracht. Se quedó el balón Aribo tras un pase atrás de un defensa y el delantero definió por el medio ante la salida de Trapp. avenida de Eduardo Dato, cuando hinchas alemanes atacaron a los escoceses que se encontraba­n en los bares de la zona apurando sus enésimas cervezas antes de irse para el Sánchez-Pizjuán, a unos dos kilómetros

Al Eintracht le costó doce minutos igualar la final en una acción impropia de la defensa del Rangers. Centró al primer palo Kostic, nadie acudió a despejar el balón y Santos Borré, el ex del Atlético, más listo que el resto, apareció para meter el pie en el área pequeña y empatar el partido.

El 1-1 dejó mejor situado al Einde distancia. Muy parecida situación se produjo en el comienzo de la avenida de Luis Montoto cuando otros hinchas alemanes se empezaron a pegar con seguidores del Rangers. No hay noticia de detenidos. tracht para buscar la sentencia. La ventaja anímica estaba de su parte, algo de lo más habitual en una final cuando un equipo consigue equilibrar un partido que se le iba.

Pero el Rangers aguantó a pie firme y llevó el partido a la prorroga sin apenas conceder ocasiones salvo un remate cerca del

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ÁNGEL FERNÁNDE / AP Seguidores del Eintracht de Frankfurt tomando cerveza dentro de una fuente

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