La Vanguardia (1ª edición)

Plan europeo de 210.000 millones para desconecta­rse de la energía rusa

La Comisión apuesta por las renovables, pero también por las nucleares

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La eterna asignatura pendiente, como es reducir la dependenci­a energética de la Unión Europea de Rusia, empieza a ser ya una realidad. La Comisión Europea presentó ayer su esperado plan, en el que cifra en 210.000 millones de euros la inversión que deberán hacer los Veintisiet­e para llevarlo a cabo.

Será “difícil”, pero “no imposible”, aseguró el vicepresid­ente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, ayer. El ambicioso plan del Ejecutivo comunitari­o prevé actuar en varios frentes. Por una parte, se apoyará un despliegue sin precedente­s en renovables, con una inversión de 86.000 millones de euros, y se eleva del 40 al 45% el porcentaje que representa­rán estas energías en el 2030. Aumenta también los objetivos de eficiencia energética .

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, abogó por que se duplique el objetivo de la energía solar fotovoltai­ca y que para el 2030 se convierta “en la principal fuente de energía” de Europa. Además, propuso que a partir del 2025 todos los edificios públicos instalen paneles solares y a partir del 2029 todas las construcci­ones residencia­les de nueva edificació­n. “Es ambicioso, pero realista”, defendió.

El plan de acción también contiene un aumento del hidrógeno renovable para alcanzar 20 millones de toneladas, la mitad importadas; así como la producción de biometano y una simplifica­ción de las normas para construir parques eólicos y solares, con permisos que requieren hasta nueve años en algunos casos actualment­e, para reducir los trámites a un año.

A pesar de la apuesta por las renovables, también se plantea una diversific­ación de los suministra­dores de gas. Entre las alternativ­as destaca el gas natural licuado, provenient­e de Estados Unidos –país con el que ya firmó un acuerdo a finales de marzo para aumentar las importacio­nes–, junto con el producto provenient­e de Egipto, Nigeria o Qatar.

La invasión de Ucrania no solo acelera la transición verde de la Unión Europea, sino que también recupera otras energías más denostadas, como la nuclear y el carbón. Se prevé que se alargue la vida de algunas plantas nucleares o incluso que se construyan nuevas –una apuesta clara por parte de Francia, y también ahora de Bélgica,

que tuvo que anunciar recienteme­nte que tenía que paralizar su plan de poner fin a este tipo de energía–. Pero también está en cuestión la procedenci­a del uranio, cuando una gran mayoría de países lo importan, precisamen­te, de Rusia.

cEl nuevo plan de la Comisión Europea para reducir la dependenci­a energética de Rusia prevé una inversión de 210.000 millones de euros para impulsar aún más las renovables, fomentar la eficiencia energética y financiar nuevas infraestru­cturas.

cSolo el gasto en energías renovables asciende a 86.000 millones, con la intención de que estas fuentes

Todo esto exigirá una financiaci­ón millonaria de 210.000 millones de euros para los próximos años. La mayor parte, hasta 113.000 millones, se destinará a impulsar la penetració­n de las energías renovables. De ellos, 37.000 millones servirán para imla supongan el 45% de la producción.

cDuplica el objetivo de producción de energía solar fotovoltai­ca para que sea la principal fuente energética para el 2030. Los edificios públicos y viviendas de nueva construcci­ón deberán instalar paneles solares.

cSe aumentará la compra de gas licuado de Estados pulsar el uso de biometano y otros 27.000, a las infraestru­cturas de hidrógeno. Para mejorar las redes de distribuci­ón de electricid­ad se prevén 29.000 millones, mientras que 56.000 millones se invertirán en sistemas de eficiencia energética y 41.000 millones, a impulsar

Unidos, Egipto, Nigeria o Qatar.

cOfrece invertir 2.000 millones en infraestru­cturas petroleras para los países contrarios al veto del petróleo ruso.

cParte del presupuest­o procederá de los subsidios y préstamos del fondo de recuperaci­ón creado tras la pandemia. adaptación de la industria para reducir el consumo de combustibl­es fósiles.

También se contemplan ayudas de hasta 2.000 millones de euros para ayudar a construir infraestru­cturas a los países más dependient­es del petróleo ruso, como Hungría o Eslovaquia. Son países sin salida al mar y que ahora mismo vetan el último paquete de sanciones a Moscú, justamente por contemplar un embargo al petróleo ruso. Sin embargo, solo Budapest ha cifrado estos últimos días que sus necesidade­s para infraestru­cturas equivaldrí­an a 800 millones de euros.

¿Y de dónde provendrá el dinero? Bruselas espera movilizar hasta 300.000 millones de euros, incluyendo la inversión privada que acompañarí­a a los proyectos. Aunque la mayor parte provendría­n de los subsidios y préstamos del fondo de recuperaci­ón creado tras la pandemia, que aún no ha

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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen

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