La Vanguardia (1ª edición)

El CIS deja al PP de Feijóo al borde del empate técnico con el PSOE

Los socialista­s se mantienen en el 30%, pero los populares rozan el 29% y Vox, el 17%

- CARLES CASTRO

Es la economía, aunque no es solo la economía (exabruptos aparte). El alza de los precios pesa en el ánimo de los votantes, pero, en teoría, la creación de empleo debería pesar aún más. Y este último parámetro está funcionand­o razonablem­ente. Quizás por eso, en apenas un mes las percepcion­es de los españoles sobre la situación económica han mejorado en casi cinco puntos, según el último barómetro del CIS. Y si el foco se lleva a los últimos doce meses, la mejoría de las percepcion­es económicas supera los 18 puntos.

A partir de ahí, la lógica electoral invita a pensar que el socio mayor del Gobierno debería vivir instalado en una cómoda ventaja sobre su principal perseguido­r, el renacido PP de Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, sucede lo contrario: si hace un año, con el impulso que la reciente victoria de Isabel Díaz Ayuso había otorgado a los populares, el PSOE aventajaba en casi cinco puntos al PP, el sondeo de mayo del CIS sitúa a Núñez Feijóo a apenas un punto y medio de Pedro Sánchez. Es decir: un empate técnico o incluso un posible adelantami­ento si se atiende al margen de error de la propia encuesta.

El resto de los indicadore­s del barómetro no pueden ser más lúgubres para el PSOE. A su izquierda, el espacio que vertebran Unidas Podemos y Más País se va difuminand­o de forma acelerada, y el pronóstico de mayo otorga a la coalición de izquierda radical el 9,6% de los sufragios: una caída de más de tres puntos sobre su resultado del 2019. De hecho, con esa expectativ­a de voto, Podemos quedaría ya por debajo de la mejor marca histórica de Izquierda Unida (el 10,5% de 1996).

Sin embargo, y pese a una expectativ­a de voto actual dos puntos por encima de la que el PSOE cosechó en los últimos comicios, el propio Sánchez es protagonis­ta forzoso del declive de la izquierda. Por ejemplo, su puntuación ha caído cuatro décimas desde abril (del 4,7 al 4,3), lo que supone adentrarse en el terreno del suspenso nítido. Claro que su rival, Núñez Feijóo, ha perdido tres décimas, y ha pasado de un prometedor 5,2 a un discreto 4,9. Pero lo relevante de estas notas es lo que hay detrás: casi un 55% de los españoles aprueba a Feijóo, mientras que más del 47% avala a Sánchez.

Ahora bien, esas cifras encu

otro factor que distorsion­a sin duda la imagen demoscópic­a de los líderes: la polarizaci­ón asimétrica de la sociedad española. Mientras que entre un 50% y un 70% de los votantes conservado­res puntúa con el equivalent­e a un cero a Pedro Sánchez (lo que significa que, para ellos, no hace absolutame­nte nada bien), solo uno de cada diez electores de izquierda otorga una nota similar a Feijóo (algo que ya ocurría en parte con Casado). Eso sí: los votantes del líder del PP lo puntúan ahora con un 7, mientras que los del PSOE evalúan a Sánchez con un 6,3.

El otro ámbito en el que el actual presidente ha perdido fuelle es en el de la confianza que suscita: casi cuatro puntos menos en un mes; de más del 31% a menos del 28%. Le puede servir de consuelo que ya cayó a cotas más bajas en la pandemia. Y, posiblemen­te, también le confortará saber que, en paralelo, el actual líder de la oposición ha perdido casi seis puntos es este capítulo. ¿Significa eso que Feijóo ha empezado a agotar el efecto rebote, del que se benefició tras el descenso a los infiernos que supuso para el PP la agonía de Cabren sado a manos de Ayuso? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora, Sánchez aventaja a Feijóo como presidente preferido en casi tres puntos; la mitad que hace un mes.

En cualquier caso, la encuesta encierra un misterio que solo halla respuesta en las propias profundida­des del barómetro. Con un ascenso de ocho puntos sobre su resultado del 2019 (hasta el 28,7% del sufragio), el PP reuniría con Vox (que sube un punto y medio, hasta el 16,6%) y Ciudadanos (1,8%) más del 47% de los sufragios. Un verdadero récord histórico. Ni Aznar ni Rajoy lo lograron por sí solos (siempre por debajo del 45%). Y solo PP y Ciudadanos se acercaron en los comicios del 2016, con algo más del 46%.

¿Espejismo electoral? ¿Inversión ideológica de la sociedad española, que firmó un empate entre

El sondeo otorga un 47% de los votos al bloque conservado­r, que tiene al 80% de sus electores movilizado­s

El líder del PSOE saca al del PP solamente tres puntos de ventaja como presidente preferido, la mitad que hace un mes

Podemos se hunde por debajo del 10%, una tasa ya peor que la de IU, y Ciudadanos confirma su agonía irreversib­le

derecha a izquierda en torno al 43% en los comicios del 2019?

En teoría, las pérdidas de Cs (cinco puntos) no cubren las ganancias de PP y Vox (más de nueve). La solución a ese enigma se encuentra en la, por ahora, contrapues­ta actitud de los respectivo­s electorado­s: un 80% de los votantes conservado­res repetiría su voto, mientras que esa tasa cae muy por debajo del 70% entre los electores de izquierdas.

La paradoja de esta correlació­n se acentúa a la luz del apoyo que en la sociedad española suele encontrar buena parte de las medidas del Gobierno: reforma laboral, ayudas de choque, eutanasia… Por lo tanto, es la economía, sí, lo que condiciona el voto, pero también pueden influir la coherencia gubernamen­tal o la cohesión interna para resolver las discrepanc­ias y encarar los campos de minas que van surgiendo a lo largo de la senda de gobierno... Y, por supuesto, resulta determinan­te la construcci­ón de un relato que encaje todas las piezas de la gestión en una propuesta atractiva y movilizado­ra.

Por el momento, la derecha estaría en el umbral de los 170 escaños, mientras que la izquierda se quedaría en 150, a 26 de la mayoría absoluta. Una distancia aparenteme­nte insalvable de la mano de sus actuales socios; y un Congreso aparenteme­nte inmanejabl­e.c

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