El pacto con el PSC en la Diputación agita el debate en Junts
El asunto se abordó con las revelaciones sobre el Catalangate y ahora con el congreso
La teoría del eterno retorno describe el tiempo como circular, el mundo arde y se vuelve a crear, y los acontecimientos se repiten una y otra vez. Lo mismo sucede en Junts per Catalunya con el debate interno sobre el pacto con el PSC en la Diputación de Barcelona –la tercera institución más importante de Catalunya–, que vuelve cobrar fuerza a pocas semanas de celebrarse el congreso.
El sector que encabeza Laura Borràs, que será presidenta de la formación tras la cita de Argelers del 4 de junio, se opone y quiere revertirlo. El ala más institucional del partido y los alcaldes abogan por mantenerlo y seguir en el gobierno del ente supramunicipal, con un presupuesto anual de más de 1.000 millones de euros.
Cuando se forjó el acuerdo con
Alos socialistas en el 2019, ya se evidenció que era un asunto que polarizaba en las filas posconvergentes. La ruptura con el PDECat en el 2020 y la creación de Junts no han puesto fin a las discrepancias.
La presidenta del Parlament ha expresado más de una vez que ella no hubiera avalado la entente y ha apostado en más de una ocasión por someterlo a juicio de la militancia en una consulta. Pero el pacto, con mala salud de hierro, ha resistido hasta ahora a todas las crisis.
Al revelarse el Catalangate, el asunto volvió a suscitar debate en el seno de Junts, pero la postura que ha defendido el partido es que los pactos municipales están al margen, a pesar de lo que diga Borràs. Así lo defendió Jordi Sànchez, el aún secretario general. Con el congreso en el horizonte, se chutó el balón hacia delante y la cuestión vuelve a colarse en la agenda antes del cónclave y vuelve a tensionar al partido.
La ruptura con el PSC no resulta fácil a un año de las elecciones municipales. Los dirigentes locales rechazan imposiciones de la dirección de JxCat y quieren manos libres para pactar en el ámbito municipal, también en el próximo ciclo electoral.
Lo cierto es que el acuerdo entre Borràs y Jordi Turull para codirigir la formación a partir de junio genera dudas sobre el futuro del partido. Algunos dirigentes consideran que, a pesar de que se ha evitado la confrontación y la ruptura, es un pacto en falso y alertan, además, de que no se ha consensuado un proyecto conjunto de antemano. Todo eso se tratará en la segunda fase del congreso, en el mes de julio, cuando está previsto abordar cuestiones como la de la Diputación o el acuerdo de gobierno con Esquerra.
“No hay división por ahora, pero la habrá después”, señalaba un miembro de la dirección actual, que vaticina que con la Diputación “habrá jaleo” y que es posible que empiecen a verse las diferencias más pronto que tarde.
El día después de escenificar el acuerdo, en sendas entrevistas, Borràs y Turull evidenciaron que hay matices que les separan. Mientras que la próxima presidenta de Junts quiere romper cualquier relación con el PSC, el futuro secretario general cree que es preciso evaluar el escenario teniendo en cuenta también a los actores implicados, alcaldes y concejales. Con todo, en el entorno de Borràs son conscientes de que no será fácil justificar la ruptura. Para más inri, la Fiscalía ha pedido el archivo de la causa en la que está imputada Núria Marín, presidenta del ente.c
Los dirigentes locales de la formación quieren manos libres para pactar en el ámbito municipal