La Vanguardia (1ª edición)

‘No quieren que lo sepas’

- EC NMÍ-M. AMELA*

Qué vida llevas?

Así saludaba mi abuelo. Bonito. Hombre sencillo, emigró a Francia para trabajar.

¿Qué le responderí­a hoy usted?

Tengo salud y me gusta trabajar como a ti, abuelo, y estoy con la cabeza activa.

¿Enfocada en qué?

Crear, imaginar: ¡nadie me quitará eso!

¿Otras cosas sí nos hurtan?

Sí: las verdades sobre los poderes.

¿No las contamos los periodista­s?

Miramos hacia otro lado. Y si cuentas algo incómodo, te quitan el programa.

¿Cuántos programas le han quitado?

Las cosas claras, en TVE, y de Cuatro, en Cuatro.

¿Por qué?

Le hablé al ciudadano como servicio público, sin deberme a empresario­s ni políticos. Soy el hijo de la Mari Luz de Ágreda.

¿A ella qué le debe?

Las mañanas

Su sonrisa: pese a las calamidade­s, siempre sonreía. Y yo cuento lo que cuento sin perder la sonrisa, lo que aún molesta más.

¿Qué dijo usted que tanto molestó?

Verdades, y así la audiencia crecía, para gran enfado de ciertos competidor­es.

¿Qué verdades?

La corrupción del rey emérito, por ejemplo. Nuestra democracia debería sentarle en el banquillo, si aspira a regenerars­e: yo soy un regeneraci­onista de la democracia.

¿Qué le preguntarí­a a Juan Carlos I?

¿Dónde está el dinero?

¿Y a Felipe VI?

Lo mismo, y que nos ayude a recuperarl­o.

Dicen que es usted un rojo comunista. Hoy visto de negro.

¿Qué más debiéramos regenerar?

La justicia: que sea igual para todos. Y los servicios secretos: basta de Villarejos.

¿Se ha sentido usted espiado?

La sospecha persiste: no aclarar lo sucedido enturbia la calidad de la democracia.

Pero toda democracia espía.

Con espías bien regulados y profesiona­les, sin atentar contra nuestra intimidad.

Adelante, regenere usted más.

La sanidad pública: que no se degrade y privatice. ¡Cuidemos a nuestros ancianos!

Las muertes en residencia­s, terribles...

Participad­as por fondos buitres como un

Jesús Cintora, licenciado en periodismo por la Universida­d de Navarra, debutó como redactor del equipo de Hoy por hoy, de Iñaki Gabilondo, en la Ser. Aprendí rigor, trabajo y pensar en la gente común, el marinero, el carpintero...”, recuerda. Luego llegarían sus programas informativ­os en televisión, volcados en denunciar abusos de poder, corruptela­s y el “capitalism­o de amiguetes”, como él dice. Deplora que ahora anden a la greña Yolanda Díaz y Pablo Iglesias y reivindica el oficio de periodista. Se informa cada día con un abanico de diarios digitales, donde afirma que está haciéndose hoy el mejor periodismo de investigac­ión y denuncia. Publica ahora el libro No quieren que lo sepas (Espasa), un compendio de su vida y de su intensa experienci­a como periodista político.

Antoni Brufau (presidente de Repsol), Florentino Pérez (presidente de ACS), Ana Patricia Botín (presidente de Banco Santander), José Ignacio Sánchez Galán (presidente de Iberdrola)...

¿Tiene algo contra ellos?

No, no digo que sean malvados ni de intereses espurios, digo que tienen una enorme capacidad de influencia en España.

¿En medios de comunicaci­ón también?

Sí. Ah, permítame añadir el fondo de inversione­s BlackRock, que hoy maneja diez billones de dólares en el mundo.

Invertir no es algo malo.

Lo malo es ver crecer las desigualda­des entre las ganancias de esas corporacio­nes y las nuestras, ver que no nos llega a fin de mes para pagar la luz, la comida, el colegio del niño o la residencia del abuelo.

¿Cómo contrarres­taría usted esa desigualda­d?

Con el BOE. Una buenísima herramient­a.

No estará sugiriendo usted expropiar empresas...

Hablo de evitar concentrac­ión de poder, hablo de que los grandes beneficios económicos de esos grupos no sean la prioridad de los poderes públicos, sino que lo sea el bienestar de los ciudadanos.

Insiste usted en amonestar a nuestros poderes públicos...

Ahora están dominados por partidos políticos que premian al leal al líder, en vez de debatir en busca de las mejores medidas.

Si sigue usted señalando así, al final no le va a contratar nadie.

¡Bah! La vida es una maratón y yo tengo salud y tengo 45 años. Y por la calle ¡la ciudadanía me anima! Yo no pararé nunca.

¿No teme nada?

¿Yo? Lo peligroso era lo que hacía mi amigo y compañero de clase David Beriaín: reportero, se metía en lugares peligrosos...

Se emociona usted...

Sí. A David le asesinaron unos islamistas en Burkina Faso, hace ahora un año.

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