La Vanguardia (1ª edición)

Tablas en Ucrania La “segunda fase”, con la que Rusia se ha concentrad­o en el Donbass, confirma la guerra de desgaste

Ningún bando es capaz de lanzar una fuerte ofensiva a los tres meses de la invasión

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El próximo martes, 24 de mayo, se cumplen tres meses de la invasión de Ucrania y un mes del inicio de la “segunda fase” de lo que en Moscú llaman “operación militar especial”. Se han visto escasos cambios en este último periodo, aunque no dejan de ser significat­ivos, ya que las ciudades de Kyiv y Járkiv parecen haber quedado libres de bombardeos. Del otro lado, el final de la conquista de Mariúpol no puede considerar­se un triunfo para los rusos salvo porque libera recursos largamente empeñados en liquidar un contingent­e –los defensores de la acería Azovstal– que no representa­ba una amenaza real.

Esta eufemístic­a “segunda fase”, con la que Rusia centraba sus objetivos en la región del Donbass, ha confirmado la guerra de desgaste que se fue dibujando en las primeras semanas.

El coste para las fuerzas rusas no ha sido pequeño: retirarse de la regiones de Kyiv y de Járkiv para dedicarse a la conquista de todo el Donbass. En la segunda semana de mayo, el ejército ucraniano, que pugnaba por abrirse paso en el frente de Járkiv con la ambición de cortar la línea principal de suministro­s que viene de Rusia, aprovechó la ocasión para avanzar, llegando hasta la frontera. Los rusos, sin embargo, no pueden por eso mismo replegarse totalmente.

En el Donbass, los ataques rusos en varias direccione­s encuentran fuerte resistenci­a e incluso algún contraataq­ue. Se concentran en la provincia de Luhansk, la cual Moscú dice controlar en un 90% (antes de la invasión, los secesionis­tas prorusos ya poseían aproximada­mente la mitad), mientras que en la provincia de Donetsk –en parte debido a la batalla de Mariúpol– no ha habido prácticame­nte cambios en tres meses de contienda. Las maniobras rusas de distracció­n, como las renovadas amenazas de atacar Odesa y llegar hasta Transnistr­ia (hay que recordar las extrañas bombas del 27 de abril en ese territorio) no causaron efecto. El frente sur ha variado poco en realidad.

Dos cosas parecen claras. De un lado, que a los rusos les está costando mucho –como lo prueban las retiradas y traslados de tropas– cerrar una pinza desde el norte y el sur sobre las fuerzas ucranianas en el Donbass, pinza que representa un trecho muy largo. Del otro lado, el ejército de Kyiv no tiene capacidad suficiente para lanzar una contraofen­siva fuerte. Hoy por hoy, el resultado es de tablas. ¿Hasta cuándo?

El lunes pasado, el coronel retirado ruso Mijaíl Jodariónok advirtió de que Ucrania puede movilizar un millón de hombres y que éstos pueden recibir pronto armamento moderno en abundan

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STSÍNTES / SEUTESS Soldados de la Guardia Nacional ucraniana, en unos ejercicios de primeros auxilios en la tranquila región de Transcarpa­tia, en el oeste del país

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