La Vanguardia (1ª edición)

El realismo fantástico de Elena López Riera en ‘El agua’ asombra en la Quincena

James Gray convence con la crítica al capitalism­o de ‘Armageddon time’

- ASTRID MESEGUER Enviada especial

Ayer fue un día muy especial para Elena López Riera. La española estrenaba a nivel mundial en la Quincena de Realizador­es del festival de Cannes El agua, su debut en el largometra­je. Ya había acudido a la Croisette en el 2015 con su corto Pueblo, con el que demostró un más que sobrado talento. “Estoy muy nerviosa pero también muy alegre de traer una película que he hecho en mi pueblo, con mi familia y mis amigos”, decía a La Vanguardia esta alicantina de 40 años horas antes de una proyección que fue aplaudida por varios medios como el francés Le Monde, que alabó un filme, a caballo entre el realismo, la fantasía y el documental, que “provoca un verdadero hechizo”.

Rodada en Orihuela, protagonis­ta de varias inundacion­es a lo largo del tiempo –la última en el 2019–, la cinta se desarrolla en verano con la amenaza de un fuerte temporal. En la zona existe una leyenda que asegura que algunas mujeres están destinadas a desaparece­r porque “tienen el agua dentro”. El misticismo ha formado parte de la educación de López Riera. “Si me he interesado por contar historias es gracias a la manera en que me las han contado las mujeres de mi familia, mis abuelas, mis tías y mis vecinas y yo lo intento reproducir humildemen­te. Me gusta narrar un mundo en el que se mezclan elementos fantástico­s y mitológico­s con la cotidianid­ad”, explica la directora. La superstici­ón y la tradición de ese Levante se dan de la mano en unos días de calor en los que Ana (la debutante Luna Pamiés) vive su primer amor y también el peso del machismo de los que creen que ella, su madre (Bárbara Lennie) y su abuela (Nieve de Medina) están malditas. Para la directora hubo siempre “esa intención de mezclar actores profesiona­les y no profesiona­les porque te enriquece más”. Y más que centrarse en los diálogos puso el foco en “generar espacios, miradas,... Quería mostrar las luces y las sombras de las relaciones maternofil­iales”.

Sobre relaciones familiares complejas va también lo nuevo de James Gray, a competició­n en la sección oficial. El artífice de Ad Astra aspira por quinta vez a la Palma de Oro con la autobiográ­fica Armageddon time, una película que convenció sin levantar pasiones. En ese intento de evocar su infancia en la Nueva York de los años ochenta, conocemos a Paul Graff, un niño de once años muy travieso que quiere ser artista y se hace amigo de un conflictiv­o compañero de clase negro. Con tal de ponerle en vereda, sus padres (Anne Hathaway y Jeremy Strong) le sacan de la escuela pública para que estudie en la privada y allí descubre el racismo y los privilegio­s de clase en la era de Reagan

“Si me intereso por contar historias es gracias a cómo me las han contado las mujeres de mi familia”

con guiños a Trump.

El relato, con esas reuniones familiares judías al estilo de Woody Allen, funciona sobre todo en la tierna relación entre Paul y su abuelo (genial Anthony Hopkins) y en su crítica al capitalism­o. “Hay un grupo de autoritari­os que intentan hacerse con el planeta. ¿Dónde está la crítica del propio capitalism­o que nos ha llevado a un sistema de una desigualda­d horrorosa? se cuestionó el director. “Es el trabajo de los artistas mostrar lo que está mal porque nadie más lo va a hacer”, zanjó.c

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SEBcSTIEo oOGIER / EFE Anne Hathaway, James Gray y Jeremy Strong en el photocall de Armageddon time en Cannes

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