La Vanguardia (1ª edición)

¿Falta personal?

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Los empresario­s del sector turístico y de la hostelería se quejan de que no encuentran personal para trabajar esta próxima temporada, en la que se prevé una importante recuperaci­ón de la actividad. Se espera que el turismo alcance el 80% del año anterior a la pandemia, el 2019, cuando registró un récord histórico de visitantes extranjero­s.

Pero los hoteleros y los dueños de bares y restaurant­es no son los únicos que no encuentran personal. En diversos sectores industrial­es sucede lo mismo, así como en varias ramas del sector servicios. Fundamenta­lmente se necesitan profesiona­les que dominen las nuevas tecnología­s, pero también trabajador­es que conozcan los oficios más clásicos. El sector de la construcci­ón, que finalmente ha empezado a recuperars­e con intensidad, ve frenada su capacidad de crecimient­o también por la falta de personal. Es tradiciona­l, asimismo, que la agricultur­a deba recurrir a importante­s contingent­es de inmigrante­s para las faenas agrícolas.

La gran contradicc­ión, sin embargo, es que todo ello sucede en un país con tres millones de parados y una tasa de desempleo del 14%, la más elevada del euro junto con Grecia. No puede retrasarse más un análisis en profundida­d de lo que falla en el mercado laboral español, que no es precisamen­te –visto lo que sucede– la falta de trabajo. Gobierno, patronal y sindicatos deben realizar con urgencia un diagnóstic­o de la situación y adoptar las soluciones más eficaces y urgentes posibles. Hay que tener en cuenta que algo más de la mitad de la citada cifra de tres millones de parados cobran subsidio de desempleo. Mantener la actual ineficacia del mercado laboral, por tanto, no solo tiene un elevado coste social sino también económico.

¿Pero qué sucede en el mercado laboral español? Eso es lo que hay que investigar. De entrada, una explicació­n podría ser que la sociedad ha envejecido, que no hay jóvenes suficiente­s para trabajar y que faltarían más inmigrante­s. No decimos que no. Pero ello contrasta con la existencia de una tasa de paro juvenil del 30%. Es un desfase, como mínimo, extraño.

Otra explicació­n podría estar en el pésimo funcionami­ento del Servicio Público de Empleo Estatal y el conjunto de organismos asociados, tanto en la Administra­ción central como en las autonómica­s. El nivel de conexión entre ofertas y demandas de trabajo que realizan es muy bajo. ¿Por qué no se reforman estos servicios después de haber demostrado históricam­ente su ineficacia? ¿No sería mejor privatizar­los?

La falta de movilidad laboral dentro del país, a causa de las rigideces autonómica­s, es otra causa que habría que analizar. En el mal funcionami­ento del mercado laboral español influye también decisivame­nte la grave desconexió­n que existe entre las necesidade­s de las empresas y la oferta del sistema educativo, tanto de las ramas de formación profesiona­l como de las universida­des. Invertir en educación, aunque no sea lo suficiente, para que el sistema educativo no sea capaz de formar el personal que se necesita refleja una gran ineficienc­ia. Los corporativ­ismos del sistema educativo impiden las drásticas reformas que harían falta.

El bajo nivel salarial de algunos sectores es un factor que, asimismo, desincenti­va el trabajo en el país y fomenta la emigración. Desde diversos organismos también se ha denunciado que el seguro de paro es demasiado generoso y penaliza el empleo. Tanto es así que resulta a veces más rentable estar en el paro que trabajar por salarios bajos, sobre todo si en la misma familia se reciben varios subsidios o se realizan tareas en la economía sumergida, que es muy grande. Redoblar los servicios de inspección laboral y social para combatir el fraude es urgente.

La mejora del mercado laboral, en suma, exige una amplia estrategia transversa­l, previo el correcto diagnóstic­o, y una decidida voluntad política de llevarla a cabo con éxito.c

Muchos sectores tienen necesidad de mano de obra pese a que hay tres millones de parados

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