Colau sale con una cabeza de ventaja en la carrera electoral porque sus dos rivales llevan lastre
votantes y cuenta con ellos para intentar revalidar el cargo. Si a esto le sumamos la dispersión de voto entre sus rivales, su victoria es posible. ERC y PSC son los dos partidos con más claras posibilidades de vencer a la alcaldesa, pero tienen un grave problema. Ambos han apoyado durante el presente mandato las principales iniciativas, presupuestos incluidos, de Colau. El PSC forma parte del gobierno municipal, y ERC ha sido el socio preferente desde la oposición. ¿Cómo se presentarán ante la ciudadanía como alternativa a Colau si han sido cómplices de sus políticas? ¿Serán creíbles sus críticas a la alcaldesa si tanto republicanos como socialistas han respaldado su gestión? Ahí estará la clave. Por eso hay voces en estos dos partidos que defienden un cambio de candidato para desprenderse de este lastre.
Colau es consciente de esta ventaja frente a sus socios y, por eso, en su discurso de aceptación de la candidatura subrayó el apoyo que ha recibido de estos dos partidos. En este sentido, tanto PSC como ERC han dado mucho mejor trato político a los Comunes que lo que estos han otorgado a sus socios socialistas en el Gobierno de España o al Govern catalán. Unidas Podemos y En Comú Podem han tenido una actitud pública muy crítica que les ha permitido mantener un perfil diferenciado. No ha sido el caso de los socios preferentes de BComú en Barcelona, que han usado guantes de seda. Aunque todavía queda un año y pueden pasar muchas cosas.