Regreso a la época dorada
El Circuit de Barcelona-Catalunya recupera las cifras de asistencia de la marea azul con 121.667 espectadores en la carrera, cuarta mejor entrada en 32 años
El campeón ha vuelto por la puerta grande, después de una buena dosis de suerte y de ayuda, pero también tras salvar una salida de pista al inicio de carrera que le retrasó al 4.º puesto, de superar los problemas con el DRS que no se le abría bien para poder adelantar y de ejecutar a la perfección con una gestión delicada de los neumáticos la estrategia de tres paradas que le preparó Red Bull.
“Hacer doblete es un resultado increíble, lideramos los dos campeonatos [de pilotos y de constructores] y estoy muy contento con ello y por Checo, que es un gran compañero”, volvía Verstappen a agradecer el favor.
–Estoy feliz por el equipo, pero tenemos que hablar después –soltaba molesto un Pérez que se quedó sin su día de gloria.c
Ya nunca más lo veremos”. Los veteranos del lugar lo repetían como un mantra durante los últimos años de dificultades por la crisis económica y en el último bienio marcado por la pandemia de coronavirus. Lo que no iba a volver era la belle époque de la Fórmula 1 en Montmeló, aquellos maravillosos años que fueron del 2004 al 2008, en los que la asistencia de público a la carrera se había instalado en las seis cifras, siempre por encima de los 100.000 espectadores. Una barrera que ayer volvió a superarse con el Circuit vestido de gala, con 121.667 aficionados en las gradas.
Tiene mérito, mucho mérito, el regreso a la época dorada de la F-1 en Montmeló. Sin haber bajado precios en la taquilla, sin una campaña promocional intensiva como otros años y sin el tirón irresistible de un Fernando Alonso ganador que llenaba media instalación hace más de 14 años, el Circuit de BarcelonaCatalunya ha dado la vuelta a una gráfica que tenía tendencia depresiva en los últimos tres ejercicios previos a la covid. El dato es elocuente: el global de asistencia de este fin de semana de Gran Premio, con 277.836 espectadores acumulados en los cuatro días, supera en 117.000 el global del GP del 2019, el del último año con público. Solo en la afluencia del domingo se ha pasado de 87.511 a los referidos 121.667; es decir, un incremento de 34.000 aficionados en el día grande. Debe de ser uno de los mayores crecimientos entre los circuitos del Mundial.
¿A qué se debe este súbito y masivo interés por la F-1? Los argumentos son diversos y sumatorios. “Estos de Liberty Media trabajan muy bien”, desliza Roger Torrent, conseller de Empresa de la Generalitat y presidente del Circuit, en visita ayer a la carrera. “Está siendo un fin de semana exitoso por encima de las expectativas, a pesar de que hace días que se habían agotado las entradas. Ha habido mucha afluencia de público, tanto en el circuito como en el Village del Port Vell. Es una fiesta. Estamos muy contentos y orgullosos”, señalaba el responsable político de la instalación vallesana.
Además de que la mano de Liberty Media se nota en el trato y la promoción del producto, tanto con las redes sociales como en plataformas televisivas (como la serie de Netflix Drive to survive), en contraste con la anterior gestión más tradicional del equipo de Bernie Ecclestone, este año se han juntado varios elementos que han disparado el interés popular por la disciplina cúspide del motorsport: la reapertura tras el cierre de dos años por la pandemia –“teníamos hambre de F-1”, comentaban unos aficionados a la solana–, la revitalizada rivalidad en el campeonato con Verstappen y Leclerc, además del fin de la hegemonía monocolor de Mercedes y la presencia de dos pilotos españoles con tirón, la renovación generacional del aficionado, muy joven, y el atractivo de Barcelona para el fan extranjero –sobre todo holandeses– para combinar un fin de semana de carreras y de turismo con un tiempo veraniego casi tropical.c
La mejor gestión del producto, la renovada rivalidad deportiva y la reapertura tras la covid, claves del salto