Nunca la dicha es completa
El mismo día que una obra pública capital, como es la línea 9 del metro en Barcelona, recuperaba el ritmo de construcción, otra también de suma importancia, como es el cuarto cinturón del Vallès, amenaza con embarrancar. Parece que todo lo que tenga que ver con las infraestructuras en Catalunya está gafado. Ya no se trata solo de la falta de inversión del Estado y su posterior falta de ejecución, sino que hay que añadir también los problemas internos del propio Govern para ponerse de acuerdo con las prioridades para el país.
Empecemos por lo bueno. La tuneladora de la línea 9 comenzó ayer a perforar de nuevo el subsuelo para intentar acabar en el 2029 la faraónica obra que llevaba once años parada por problemas económicos. La que iba a ser la línea de metro más larga, moderna e innovadora de Europa cuando se planificó ha acabado siendo un pozo sin fondo de gasto público. Desde que las obras empezaron han pasado ocho consellers de la Generalitat y falta saber los que pasarán hastael2029.Entotal,lalínea9habrácostadounos16.000millones de euros y 30 años de obras para cubrir sus 38 kilómetros de recorrido, mientras que la reciente línea del metropolitano de Londres ha costado 25.000 millones y 33 años, para un perímetro de 118 kilómetros. Pero tampoco es cuestión de ponerse estupendos. La tuneladora Hospi vuelveafuncionaryparecequelosañosquehaestadoen desuso no la han afectado como a la otra tuneladora, la Besi, que ya está inutilizada.
El problema del tramo del cuarto cinturón que uniría Terrassa, Sabadell y Granollers tiene más que ver con la cercanía de las municipales. Territori, en manos de Junts, ha llegado a un acuerdo con el Gobierno por el que se traspasa a la Generalitat el diseño y ejecución de la obra, y se compromete a financiarla con dinero del ministerio. Pero ERC se opone y ayer registró una propuesta de resolución en el Parlament, con la presencia de sus candidatos municipales de Sabadell y Terrassa, para que se entierre el proyecto. Como en el tema del aeropuerto de El Prat y otras infraestructuras, los independentistas no tienen el mismo discurso. Unas veces por unos y otras por otros, pero las obras se quedan sin hacer. Lo dicho, nunca se puede tener la dicha completa.