La Vanguardia (1ª edición)

Hallada una molécula que frena el apetito tras la actividad física

El objetivo es crear fármacos con los beneficios del ejercicio

- Josep Corbella

Europa no se hizo esperar y ya se han detectado en una decena de países. Hasta la semana pasada, el nivel de circulació­n en Europa era bajo con la excepción de Portugal, donde suponen ya la mayor parte de los casos diagnostic­ados.

Pero la situación está cambiando a toda velocidad, tal y como reconoce el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedad­es (ECDC): “La ventaja de crecimient­o para BA.4 y BA.5 sugiere que estas variantes se volverán dominantes en toda la Unión Europea, lo que probableme­nte resulte en un aumento de los casos en las próximas semanas”. Por ello, piden a los estados que estén atentos a las señales de aparición y propagació­n de estas subvariant­es de ómicron, mantengan las pruebas sensibles y representa­tivas y vigilancia genómica con informes de secuencia oportunos y fortalezca­n los sistemas de vigilancia centinela. También se pide afianzar la monitoriza­ción de la incidencia especialme­nte en personas mayores y los indicadore­s de gravedad, como hospitaliz­aciones, admisiones y ocupación en las ucis y cifra de muertes.

¿Cómo son estos nuevos linajes? “Las mutaciones presentes en BA.4 y BA.5 suponen un importante cambio antigénico (particular­mente frente a BA.1), lo cual podría otorgarles una ventaja de crecimient­o gracias a un mayor escape inmune. Se considera probable que estos linajes desplacen a BA.2 en las próximas semanas en Europa”, indican desde el Centro de Coordinaci­ón de Alertas y Emergencia­s del Ministerio de Sanidad.

¿Es más grave que las variantes o linajes anteriores hasta ahora conocidos de ómicron? Los datos que han llegado de Sudáfrica y de Portugal no muestran una mayor gravedad en los infectados, aunque los expertos señalan que esto se explica por el altísimo porcentaje de ciudadanos vacunados con pauta completa (casi 93% en España).

El ECDC sigue esta línea: “Según datos limitados, no hay evidencia de que BA.4 y BA.5 estén asociados con una mayor gravedad de la infección en comparació­n con las variantes circulante­s BA.1 y BA.2. Sin embargo, como en olas anteriores, un aumento en los casos de covid en general puede resultar en un aumento en las hospitaliz­aciones, admisiones en la uci y muertes”.

Los datos del Centre for Epidemic Response & Innovation (CERI) de Durban (Sudáfrica), que descubrió estas subvariant­es, ha observado en las BA.4 y BA.5 algunos cambios genéticos (no muchos) respecto a BA.2, pero algunos son “mutaciones que permiten al virus evadir la inmunidad”, según recogió en varios informes Tulio de Oliveira, el director del centro. Afectan, por ejemplo, a tres aminoácido­s de la proteína S que, Oliveira cree que inciden en los receptores ACE2 por los que el virus infecta las células. Otra mutación se asocia a una reducción de la actividad de los anticuerpo­s neutraliza­ntes contra el virus. Esta mutación (F486) “es la llave para escapar a las vacunas y a la inmunidad que da haber pasado la infección, según los estudios sudafrican­os.c

Practicar actividad física produce una molécula que reduce el apetito, según una investigac­ión que aclara cómo el ejercicio regula el funcionami­ento del organismo. Los resultados abren la vía a desarrolla­r fármacos que aporten beneficios equivalent­es a los de la actividad física y que podrían ser especialme­nte útiles para personas mayores o con movilidad reducida, sostienen los autores de la investigac­ión.

Según los resultados presentado­s ayer en la revista Nature, la actividad física eleva el nivel en la sangre de la molécula LacPhe, lo que reduce el apetito durante las horas siguientes. Esta molécula se sintetiza a partir del lactato (que se produce durante el ejercicio intenso) y de la fenilalani­na (uno de los aminoácido­s esenciales con los que se construyen las proteínas).

El papel de la Lac-Phe en la regulación del apetito se ha descubiert­o en experiment­os con ratones. Su producción como consecuenc­ia de la actividad física se ha confirmado en caballos de carreras y en personas. En un estudio con voluntario­s se ha observado que la producción de Lac-Phe aumenta con todos los tipos de actividad física. Es máxima en ejercicios de sprint (donde la producción de lactato es más alta), seguida de ejercicios de fuerza y, en último lugar, de ejercicios de resistenci­a.

Los investigad­ores hicieron correr a ratones en una rueda y analizaron en su sangre las moléculas producidas por efecto del ejercicio. La que más aumentó fue Lac-Phe, que no se había identifica­do en estudios anteriores sobre la fisiología de la actividad física.

En personas que hicieron actividad física durante 30 minutos, el nivel de Lac-Phe empezó a aumentar desde el inicio del ejercicio y continuó aumentando hasta media hora después de terminar. A partir de ahí volvió a bajar, pero tres horas después continuaba estando por encima del nivel inicial.

Un tratamient­o farmacológ­ico experiment­al de Lac-Phe redujo el consumo de alimentos un 50% en ratones obesos durante un periodo de 12 horas sin afectar a su nivel de actividad. Diez días de tratamient­o redujeron de manera sostenida el consumo de comida, la grasa corporal y el peso, y mejoraron el control de la glucosa. Por el contrario, ratones incapaces de sintetizar LacPhe aumentaron su consumo de comida y se volvieron más obesos después de la actividad física.

Este tratamient­o farmacológ­ico “no está a punto para utilizarse como fármaco en el momento actual; necesitamo­s comprender mejor cómo actúa Lac-Phe en el cerebro”, declara por correo electrónic­o Jonathan Long, director de la investigac­ión, de la Universida­d de Stanford en California.c

La ECDC vaticina un incremento de contagios y hospitaliz­aciones en las próximas semanas

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Àarc lonE:o / stJOSPC La molécula Lac-Phe se produce a partir del ácido láctico

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