LA TUNELADORA DE LA L9 REVIVE ONCE AÑOS DESPUÉS
La línea 9 del metro, la obra de mayor envergadura que aborda la Generalitat en Barcelona desde hace más de veinte años, reinició ayer los trabajos de finalización del túnel central bajo la ciudad. Para ello, se ha reactivado la tuneladora Hospi, que ha estado parada y enterrada durante 11 años a la espera de financiación para una obra que se prevé que finalice en el 2029.
Ha pasado once años congelada bajo tierra, esperando su momento, y por fin ha llegado la hora de la verdad: la tuneladora de la línea 9 de metro de Barcelona vuelve a girar y a perforar el subsuelo. Su misión es finalizar el túnel del tramo central de esta infraestructura, una obra iniciada hace veinte años y que no estará acabada hasta finales de esta década si nada se tuerce.
La puesta en marcha de la tuneladora es el símbolo definitivo de la reactivación de unas obras que se han convertido en la gran pesadilla de la Generalitat en materia de infraestructuras. Con el chaleco amarillo y el casco puesto de nuevo, sus responsables quieren mirar adelante y dejar atrás la infausta imagen de maquinaria oxidada bajo tierra y pozos abiertos durante más de una década.
Durante todo este tiempo, la máquina parada bajo el paseo Manuel Girona ha recibido los cuidados de los técnicos subcontratados por la Generalitat para que no se echase a perder. Ha sido prácticamente la única inversión que se ha mantenido inalterable durante la década de parón en el tramo central de la L9.
Aunque los propios responsables del proyecto no las tenían todas consigo, parece que han sido 7,5 millones de euros bien invertidos porque la tuneladora vuelve a funcionar desde hace unos días. Sin ese servicio de mantenimiento ahora mismo sería una chatarra millonaria que debería ser sustituida por una nueva y ayer no se podría haber hecho la foto junto a ella el vicepresidente de la Generalitat y conseller de Territori, Jordi Puigneró, que se refirió al tramo central de la L9 como “la obra civil más importante en Catalunya de los últimos veinte años”. Eso sí, ninguna referencia a aquella vieja cantinela sobre la línea automática de metro más larga, más moderna, más innovadora, más...
La revivida Hospi, que es como se llama la protagonista de la jornada, tiene unos grandes dientes preparados para perforar tanto granito como pizarra –las rocas que encontrará en su ruta por el subsuelo–, unos doce metros de diámetro y cien de largo. Si hablamos de su peso, son tantas toneladas que los que la cuidan prefieren equipararla con cuatro gigantescos aviones A380.
El camino que tiene por delante la tuneladora es de 4,2 kilómetros, hasta llegar a Lesseps. La hoja de ruta marca un avance diario de siete metros, unos 200 mensuales. Si se cumplen los pronósticos, el verano que viene habrá llegado a la altura de Mandri – donde se someterá a una revisión técnica– y en diciembre del 2024 verá la luz en Lesseps. Cuando llegue ese momento se podrá proclamar que todo el túnel está excavado ya que desde ese punto hasta la Sagrera la galería quedó construida antes del parón por la falta de financiación, aunque requerirá ciertas actuaciones porque en estos diez años el agua se ha filtrado y algunas partes han quedado maltrechas por la falta de un mantenimiento que la tuneladora sí ha tenido.
La finalización del túnel no será el fin de la obra. Faltará la losa intermedia que divide los dos niveles en los que se estructuran estas estaciones construidas en pozos a gran profundidad. También hay que instalar posteriormente las vías, el resto de infraestructura y la construcción de la arquitectura y equipamientos de las once estaciones que se encuentran en ese tramo, entre las que hay intercambiadores importantes como Sarrià y Lesseps y paradas que dan servicio a nuevas áreas como Mandri y Sanllehy. A estas hay que añadirle la parada de Motors, en el ramal de la L10 Sur, en la Zona Franca, que se ha incluido en el mismo plan de obras aunque se encuentre alejada del meollo.
La máquina avanzará siete metros cada día con el objetivo de llegar a Lesseps a finales del año que viene
El mantenimiento de ‘Hospi’ durante la década de inactividad ha costado 7,5 millones de euros