No jubilen todavía al gas
Los meteorólogos aseguran que hoy será el día más caluroso de lo que llevamos de año en España. Estará a la altura de lo que está siendo este mes de junio, que pasará a la historia por ser el más caluroso desde 1950. Y que es culpable de la ola de incendios que está afectando a siete comunidades, especialmente Catalunya. Este aumento de las temperaturas ha provocado que la demanda de gas natural para generación de electricidad haya registrado un nuevo récord. Nunca en la historia se había necesitado consumir tanto gas destinado al consumo eléctrico. La causa ha sido no solo el aumento de aparatos de aire acondicionado, sino la baja producción de la llamada energía verde. La calima, la falta de viento y el intenso calor causó un descenso en la generación de energía hidráulica, eólica, fotovoltaica y termosolar. Es decir, en un momento de récord de demanda, el gas natural se hace indispensable.
El comentario es pertinente en el contexto actual de tanta dependencia energética del gas ruso o argelino. Los discursos simplistas que defienden que la transición energética hacia las renovables es un ejercicio sencillo y que solo falta voluntad política para hacerlo deben valorar las dificultades del enorme reto que, como sociedad, tenemos por delante. No todo es tan sencillo como cambiar una energía por otra. La guerra de Ucrania y sus consecuencias han hecho abrir los ojos a una opinión pública despistada sobre la carestía energética que hay en el mundo, y sobre todo por la complejidad de abastecer toda la demanda existente sin incumplir todos los acuerdos de sostenibilidad comprometidos en las cumbres del clima.
En un reciente encuentro al que asistí con distintos fabricantes de coches no pude recuperarme de mi asombro al ver las apuestas y enfoques tan dispares que hacían las diferentes marcas. Que si eléctricos, que si híbridos, que con hidrógeno, que con pilas, que con nuevos combustibles bajos en emisiones… En fin, que el mundo nuevo al que nos enfrentamos con la crisis climática está lleno de interrogantes que no se pueden resolver con posiciones dogmáticas.