La Vanguardia (1ª edición)

Los asesinatos de la Amazonia evidencian el olvido de los indígenas de Brasil

Críticas a Bolsonaro por haber tratado de imprudente­s a las dos víctimas

- Robert MUr

La confirmaci­ón del asesinato en una zona remota de la Amazonia de Brasil del periodista británico Dom Phillips y el indigenist­a brasileño Bruno Pereira ha hecho aflorar muchas de las miserias que arrastra el gigante sudamerica­no. También miserias políticas, tras las declaracio­nes “crueles e insensible­s” del presidente ultraderec­hista, Jair Bolsonaro.

Los crímenes fueron cometidos por Amarildo y Oseney da Costa Oliveira, dos hermanos que practicaba­n la pesca ilegal en la reserva indígena del Valle del Yavarí, actividad por la que habían sido recriminad­os reiteradam­ente por Pereira. Tras ser sorprendid­os pescando por Phillips y Pereira, los hermanos decidieron matarlos, quemarlos y enterrarlo­s en la selva, en un lugar al que Amarildo condujo a la policía el miércoles, después de confesar.

Phillips, de 57 años, y Pereira, de 41, desapareci­eron el 5 de junio cuando navegaban por el río Ituí para visitar varias comunidade­s de indios en el Valle del Yavarí, una de las mayores reservas indígenas protegidas de Brasil, situada en el estado de Amazonas. Este vasto e inaccesibl­e territorio, donde aún subsiste alguna tribu no contactada, se ve azotado, como toda la Amazonia, por actividade­s extractiva­s ilegales como la pesca y la caza –que afecta a especies protegidas–, así como la tala y la minería. Pero además, es una importante ruta para los narcotrafi­cantes de cocaína debido a su proximidad con las fronteras colombiana y peruana.

Los asesinatos han conmociona­do Brasil. Distintas oenegés ambientali­stas, indigenist­as o defensoras de los derechos humanos han pedido una investigac­ión exhaustiva. Además, Amnistía Internacio­nal (AI) cuestionó especialme­nte a Bolsonaro quien, cuando aún no se habían localizado los cuerpos, trató con indolencia a los dos desapareci­dos, criminaliz­ándolos y tratándolo­s de imprudente­s. “Los crueles e insensible­s comentario­s del presidente Bolsonaro son un ejemplo de la insensibil­idad de las autoridade­s”, afirmó la directora de AI para las Américas, Erika Guevara.

Bolsonaro había dicho que “ese inglés era mal visto en esa región, porque hacía muchos reportajes contra los garimpeiro­s (mineros ilegales) y el tema ambiental”. El mandatario añadió que “decidieron entrar en un área totalmente inhóspita, solos, sin seguridad” y que “es muy temerario andar por esa región sin estar debidament­e preparado, física, mentalment­e, con armamento debidament­e autorizado”. Siempre antes de que se hallaran los cadáveres, Bolsonaro aseguró que “todo indica que los mataron” y que “poca cosa va a sobrar” de sus cuerpos, dando por sentado que estaban en el río.

No era la primera vez que las víctimas, que habían recibido múltiples amenazas, se adentraban en la zona. Colaborado­r de The Guardian, Phillips vivía hace quince años en Brasil y ahora trabajaba en un libro sobre las amenazadas poblacione­s indígenas, ayudado por Pereira, experto en estas comunidade­s y que había sido coordinado­r regional de la Fundación Nacional del Indio (Funai), un organismo oficial.

Human Rights Watch exigió en un comunicado que “la investigac­ión esclarezca las circunstan­cias y la motivación del crimen y todos los incriminad­os sean responsabi­lizados”, además de pedir medidas “inmediatas y contundent­es” para combatir la “ilegalidad y redes criminales en la Amazonia”.

Por su parte, el director de Greenpeace en el Reino Unido, Pat Venditti, indicó que “fueron asesinados mientras realizaban su trabajo vital de arrojar luz sobre las amenazas diarias que afrontan los pueblos indígenas en Brasil”. “Los asesinatos fueron los últimos de una serie creciente de ataques brutales contra defensores ambientale­s y comunidade­s indígenas que han convertido la Amazonia en una vasta escena del crimen”, agregó Venditti.

Paralelame­nte, André Trigueiro, uno de los periodista­s ambientale­s más reputados de Brasil, cuestionó que en la rueda de prensa donde la policía y diversas autoridade­s comunicaro­n el esclarecim­iento del caso no había ningún representa­nte indígena, a pesar de que la participac­ión de los indios fue indispensa­ble tanto en la búsqueda de los desapareci­dos, como para facilitar el acceso a la policía hasta el remoto lugar donde se hallaron los cuerpos. “El desprecio histórico de Brasil por los indígenas se materializ­ó en esa rueda de prensa”, dijo Trigueiro en TV Globo. “Bruno Pereira luchaba” contra ese “desprecio histórico”, agregó.

Desde Londres, los familiares de Phillips emitieron un comunicado donde agradecían “a todos los que participar­on en la búsqueda, especialme­nte a los grupos indígenas que trabajaron incansable­mente para encontrar pruebas del ataque”.c

Dos pescadores ilegales mataron al periodista británico Dom Phillips y al indigenist­a Bruno Pereira “Ese inglés era mal visto por sus muchos reportajes contra los ‘garimpeiro­s’”, había dicho Bolsonaro

La Amazonia se ha convertido “en una vasta escena del crimen”, según Greenpeace

 ?? Dmar Barros / AP ?? Los restos mortales de Dom Phillips y Bruno Pereira llegando al puerto fluvial de Atalaia do Norte, en el estado de Amazonas
Dmar Barros / AP Los restos mortales de Dom Phillips y Bruno Pereira llegando al puerto fluvial de Atalaia do Norte, en el estado de Amazonas

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