La Vanguardia (1ª edición)

El coste de una plaza de residencia ha subido a más de 2.000 euros al mes, según el informe de ACRA

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a los existentes a adaptarse”, afirmó. Según Pascual, “muchos centros se avendrían a reorganiza­rse en unidades de convivenci­a, pero dependerá de sus espacios”.

Gustavo García, coordinado­r de estudios de la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios

Sociales, entidad que impulsó un nuevo modelo residencia­l que ha recogido en parte el ministerio, cree que “ya hemos ganado la batalla de que hay que cambiar y la del modelo”, pues durante la pandemia se habló de hacer residencia­s medicaliza­das, en lugar de ser más hogareñas, como se plantea.

García cree que los cambios se impondrán tarde o temprano por la demanda del mercado: “En unos años, ¿quién querrá vivir en una habitación compartida?”, citó como ejemplo. “Entendemos las quejas de los gestores que los cambios tienen unos costes y la financiaci­ón debe preverse”, añadió. Cree que el ministerio debe presentar una memoria económica y el Gobierno ampliar la financiaci­ón, pero confía en un acuerdo para ir reformando el sector “de año en año”. Urge mejorar los sueldos del personal, advierte.

A la estrechez económica, se suma, dijo Pascual, que desde el 18 de mayo en Catalunya se eliminaron los fondos covid, unas ayudas que se han dado a las residencia­s por los costes adicionale­s de aumento de personal, compra de material, para compensar las plazas vacías o las que se deben reservar por si hubiera un brote y se tuvieran que separar los residentes. “Pero la covid no ha desapareci

Expertos del sector creen que la reforma residencia­l se irá imponiendo por la demanda del mercado

do”, recordó Pascual. Solo en Catalunya, la incidencia en las residencia­s supera los 1.100 casos en 14 días por 100.000 personas (IA14), frente a los 318 en general. Son casi 500 contagios semanales.

ACRA agrupa al 70% de entidades asistencia­les catalanas (residencia­s, centros de día, empresas de cuidados a domicilio, entidades de teleasiste­ncia). Su informe refleja “un caos, que somos la segunda comunidad por la cola en listas de espera para obtener la dependenci­a, con más personas en un limbo”, resumió Pascual. La situación ha llevado a aumentar los precios de las plazas residencia­les: una cuesta 2.062 euros al mes como mínimo, dice el informe.

ACRA indica que solo en Catalunya, con 1.068 geriátrico­s, 60.954 plazas y 55.000 usuarios, hay 10.000 personas que esperan entrar en una residencia. Según la patronal, existen hasta tres listas de espera: la primera, de las personas a las que se debe valorar la dependenci­a, que el 30% no verá tramitada su solicitud hasta el año siguiente. Los valorados han de esperar luego unos siete meses su plan individual­izado, que decide a qué recursos tienen derecho (teleasiste­ncia, prestación por cuidados en casa, plaza en un centro de día, en un geriátrico). Una de cada tres personas con el plan hecho tendrá que esperar para acceder a la residencia u otro recurso. En el 2021 se resolviero­n 67.649 solicitude­s de dependenci­a. ACRA pide, además, rapidez para cambiar de recurso según varíen la necesidade­s del dependient­e.c

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