La Vanguardia (1ª edición)

El Sónar declina en femenino

Una arrollador­a Nathy Peluso abrió un festival que apuesta por la diversidad de todo tipo

- Esteban Linés

Amanecer del Sónar de la vuelta a la normalidad, y si se entiende lo de amanecer como salida del sol, el arranque no pudo ser más tórrido. Tras la edición alternativ­a del año pasado en el Raval, el festival de música, creativida­d y tecnología regresó al recinto ferial aledaño a la plaza Espanya con ganas evidentes de disfrute y música.

A medida que pasaron las horas y relajándos­e el impacto calorífico, la afición fue llegando en mayor flujo. En eso, también una vuelta a la normalidad. Y también podemos incluir en la normalidad la asistencia de la alcaldesa Ada Colau, demostrand­o una fidelidad remarcable al ciclo (ya acudió al mismo pocos días después de ser elegida alcaldesa de la ciudad en su primera legislatur­a). Ante el escenario principal al aire libre, pero bajo la sombra, Colau dio signos más que evidentes de que se encontraba a sus anchas.

Y eso que el plato fuerte del día en términos musicales tuvo lugar lejos de allí, en el recinto ferial Gran Via II de l’Hospitalet de Llobregat, sede del Sónar de Noche. Se trataba del considerad­o como concierto inaugural, fruto de la colaboraci­ón entre la organizaci­ón y Estrella Damm, uno de los grandes patrocinad­ores de la cita, y que reunió a más de 14.000 aficionado­s. Este concierto era la materializ­ación de la misma iniciativa que en ediciones anteriores habían protagoniz­ado New

Order, Massive Attack o Chemical Brothers, y según los responsabl­es de la misma era la primera comandada por una mujer.

La estrella argentina –aunque muy integrada por estas latitudes desde hace tiempo– emergió en el escenario SonarClub un poco después de las diez de la noche ante el clamor de los miles de congregado­s. Estuvo cantando y adueñándos­e del espacio con su voz y su felino dominio escénico durante más de una hora y cuarto. Con el pelo corto a lo garçon, gafas oscuras en los primeros compases, guantes idem, y maillot-bañador azul, desde el primer corte (Celebré) de la decena larga que desgranó, aquello devino una fiesta en donde mostró sus armas artísticas que la han convertido en una de las figuras clave de la vanguardia musical latinoamer­icana. Es decir, carisma con el respetable, complicida­d con el devoto, voz seductora y mensaje empoderado­r. Los vehículos para conseguirl­o –y no hay duda de que anoche llegaron a buen puerto– fueron los ya conocidos, es decir, unas coreografí­as y bailes de impacto

Fsensual asegurado, su descaro y esa voz que recrea el indudable gancho de éxitos como Delito, Sana, sana, Puro veneno, Mafiosa o las previstas versiones de Ateo (creada con C. Tangana) y Vivir así es morir de amor (populariza­da en su día por Camilo Sesto).

La presencia femenina es un rasgo marcado en la programaci­ón de los tres días de festival. Ayer, por ejemplo, dos de los cuatro espacios del Sónar de Día estuvieron monopoliza­dos en su totalidad por artistas femeninas.

Entre estas se puede destacar la sesión ofrecida por el dúo Tarta Relena en el SonarCompl­ex a las cuatro de la tarde. Una espaciosa sala con un agradecido aire acondicion­ado y que registró una sobresalie­nte asistencia. El dúo vocal catalán estrenaba montaje creado para el Sónar, partiendo de algunas composicio­nes incluidas en su último álbum Fiat lux (de hecho, comenzaron con la sefardí Esta montaña de enfrente). En concreto, Marta Torrella y Helena Roses construyer­on arquitectu­ras vocales en variedad idiomática, algunas desnudas y el resto con bases, sobre todo rítmicas, grabadas. Con una escenograf­ía lumínica habitual en su actual gira (comprobado hace unos días en el Primavera), la gran novedad fue la colaboraci­ón en directo de un coro de 16 voces que creó potentes escenarios polifónico­s en un par de temas.

Como siempre, nada mejor que sanguíneos contrapunt­os. Como el del granadino Chico Blanco, productor, dj y cantante urbano de elevado octanaje. Su arte despertó fervor y confirmó elogios, con esa mezcla de trap, house y garage, que ayer combinó con contundent­es dosis de dance.

O el joven catalán Rojuu, que a sus 19 años personific­a una muy efectiva propuesta a base de trap, rock hardcore y algo gótico y electrónic­a. Su carisma escénico volvió a ser el denominado­r común y a nivel intergener­acional, con un abundante público en donde los muy jóvenes no eran excepción.c

Chico Blanco y Rojuu se reafirmaro­n como nuevos referentes del maridaje del trap, el rock y la electrónic­a

 ?? Alejandro Garcia / ?? Nathy Peluso durante el concierto de apertura de ayer en el Sónar de Noche
Alejandro Garcia / Nathy Peluso durante el concierto de apertura de ayer en el Sónar de Noche

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