Paula Bonet se aleja de lo público tras salir de la cárcel su acosador
“Lo que necesitamos las mujeres en estos casos es sentirnos seguras”
“¿Cómo voy a estar tranquila?” La artista Paula Bonet se confiesa “alarmada”. El hombre que la acosó acaba de salir de la cárcel. Ha pasado ocho meses en prisión y ha quedado libre pocos días antes del juicio, que se celebrará a principios del mes que viene.
“Como me cruce contigo voy a violarte y descuartizarte para complacer a todos los miserables vagabundos que pueblan las calles de Barcelona. Verás qué festín, dejaré los ojos para lo último y me guardaré los pezones en una fiambrera para mi propio disfrute (...) Si lo prefieres puedes suplicar clemencia a este acosador, violador, torturador y psicópata; solamente serás violada hasta tener tu tercer aborto”, le escribió el acosador a Bonet en un tuit.
La escritora se vio obligada a cerrar su taller de Barcelona, un lugar a donde el acosador había acudido en reiteradas ocasiones, y se mudó fuera de la ciudad. Cuando el hombre ingresó en prisión la artista respiró algo más tranquila. Pero ahora revive la pesadilla: “Lo han dejado en libertad, algo que nos ha sorprendido”, señala Bonet en declaraciones a La Vanguardia.
Las autoridades son conscientes de que Bonet puede sentirse desamparada y se han activado los mecanismos correspondientes para su protección. Se le ha recomendado que no salga sola y que lleve siempre en el bolso un gas de autodefensa. Pero esos consejos no han aminorado la inquietud de la autora de Los diarios de la anguila (Anagrama). “Lo que necesitamos las mujeres que vivimos este tipo de violencias es sentirnos seguras en el lugar objetivamente más seguro que existe: el espacio público”, dice.
Por lo pronto, Bonet, que es pintora, grabadora y escritora, anuló ayer la presentación de este libro en Madrid: “A pocos días de la celebración del juicio ha salido en libertad el hombre que me ha estado acosando, motivo por el cual, para preservar mi seguridad, he de limitar mi presencia pública tal y como se me ha aconsejado”, indicó ayer en su cuenta de Instagram. También borró de su agenda una charla prevista para el próximo sábado en Balaguer (Lleida). Y aún no sabe qué hacer con los cursos que imparte en su taller: “Lo hablaré con mis alumnas”, explicó a este rotativo.
Fue en ese taller donde empezó todo. El acosador se presentó allí media hora antes de que empezara la clase que imparte. “Se hizo pasar por un nuevo alumno, le abrí la puerta, cerré con llave, le dije que esperara en la zona de la entrada y entré a acabar de preparar la clase. Él no hizo caso y se metió en la zona donde yo estaba, entonces descubrí que no era ningún alumno. Verbalizó el deseo que tenía de estar conmigo y en ese momento decidió que tenía que abrazarme. Me zafé de él aprovechando la proximidad de la clase y la llegada inminente de alumnos”.
El acoso continuó. El hombre le enviaba emails, mensajes y se presentaba en su taller. “Siempre le hacíamos fotos o vídeos (los alumnos y ella), yo llamaba al 112, se lo decía y sonreía, hasta esperaba a los Mossos”, recordaba Bonet en un amplio reportaje publicado en este diario. Hasta que llegó un sobre con un anguila de plástico en su interior y la palabra “violador”. Bonet decidió entonces interponer la primera denuncia.
Pero eso no achantó al hombre. “Él continuaba viniendo al taller, a mis charlas, a los conciertos de mi pareja, siempre en primera fila”. “Cada vez se ponía más violento”. Y llegó a escribir ese tuit cargado de amenazas. Bonet denunció por segunda vez, pero también se vio obligada a poner su piso a la venta, cambiarse de taller e irse a vivir con su pareja fuera de Barcelona.
En octubre del 2021, una juez de Barcelona acordó el ingreso en prisión del hombre, después de varias denuncias por saltarse la orden de alejamiento. Bonet respiró tranquila por primera vez en mucho tiempo y reabrió su taller en la capital catalana. Ahora, el miedo y las pesadillas han vuelto a su vida de la manera más abrupta. “¿Cómo voy a estar tranquila?”, se pregunta.c
Es un ritual, casi una tradición. Cada vez que me entero de que Toti Soler saca nuevo disco, salgo de casa, voy andando hasta Disco 100, la tienda de la calle Escorial que resiste dignamente la gregaria spotifyzación del mundo, pago (no llega a 14 euros) y me lo llevo con la satisfacción de disfrutar del objeto y alargar una de esas relaciones de fidelidad que no exigen ni sacrificio ni compromiso. Con el disco en el bolsillo, observo el paisaje con otro estado de ánimo, anticipando el placer de escucharlo dentro de un rato. En el número 15 de la calle Lleialtat, me divierte tropezarme con un cartel que describe el momento moral y cívico que vive Barcelona: “Gracias por NO dejar que tu perro se mee en la fachada”.
Al llegar a casa, pongo el disco, me siento en el sofá, pero resulta que el reproductor de CD no funciona. Sufro medio ataque de pánico y de rabia hasta que se me ocurre una posible solución: refugiarme en el coche de mi exmujer (vive cerca) y aprovechar el reproductor del coche, que no suena mal. Entonces me asalta la duda: ¿debo escucharlo dentro del parking, parado, o en movimiento, dando vueltas por una ciudad que a estas horas de la tarde no es precisamente el colmo de la tranquilidad? Por ahora, me quedo en el parking, le doy al play y dejo que suene.
El disco se llama Fills de la fortuna. También es el título de una canción de origen finlandés y gitano y que canta su nieto Marc. Es su disco número 37 y a estas alturas Soler ya no tiene que dar explicaciones y se limita a hacer lo que ha
“Lo han dejado en libertad, algo que nos ha sorprendido”, señala Bonet en declaraciones a ‘La Vanguardia’
El hombre enviaba a Bonet, que es pintora, grabadora y escritora, emails y mensajes y se presentaba en su taller
Una juez de Barcelona acordó en octubre del 2021 el ingreso en prisión del acosador por saltarse la orden de alejamiento
Soler ya no tiene que dar explicaciones y se limita a hacer lo que ha hecho siempre: lo que le da la gana
hecho siempre: lo que le da la gana. Graba sus canciones en el estudio de su casa, en Palau-Sator. Las va perfeccionando, a veces las ilustra con el canto de los pájaros de la zona o el acompañamiento de sus nietos. O busca voces femeninas de textura transparente y timbre nítido (nada del encanto ronco y roto de voces fumadoras o maceradas en licor) que le permiten componer e interpretar un tipo de canción clásica y, por lo tanto, atemporalmente actual.
Las voces de este disco son Gemma Humet, Mireia Vives, Sandra Bonillo y Rosa Mateu, que desconcierta a los que tenemos prejuicios con una versión del Som i serem (gente catalana, se entiende) que, fuera del contexto patriótico, abre nuevas perspectivas. Tener un criterio, un estilo y una manera de ver el mundo es eso: depurar los orígenes clásicos de la familia, asumir las paternidades adoptadas de Bach, Miles Davis, Diego del Gastor u Ovidi Montllor, cultivar la creatividad y, a través de la guitarra, el orgullo —exigente hasta la insatisfacción— de hacer un disco en el que la libertad se expresa con temas de belleza irrefutable. Como La Muixaranga, Eterna joventut, Excessiva mel o Una gota de llum y experimentos felices, como una versión del Som de Raimon. Tras una segunda escucha, esta vez circulando, regreso al parking y aunque me siento algo culpable de haber contribuido a la emisión de gases contaminantes, sé que la causa —escuchar Fills de la fortuna— era noble.