La Vanguardia (1ª edición)

Sin avances en Catalunya

- Jordi Juan Director

La opinión generaliza­da en los cenáculosp­o líticos, tanto en Barcelona como en Madrid, es que el procés está frena doy que la apuesta por la independen­cia, que hace unos años era mayoritari­a, ha perdido apoyos y se ha desinflado. El problema es que la opción del diálogo o la llamada agenda del reencuentr­o, por utilizar el lenguaje de Pedro Sánchez, que se encumbraba como alternativ­a a la independen­cia, va camino de entrar en una vía muerta. El PSOE y ERC hicieron una apuesta valiente y decidida por la mesa de diálogo, ante el escepticis­mo de la oposición en Madrid y la de Junts y la CUP en Catalunya.

El balance de estos últimos meses parece dar la razón a los más agoreros. Es cierto que el clima político en Catalunya se ha tranquiliz­ado, especialme­nte tras la concesión de los indultos a los condenados por el Supremo, pero no se ha avanzado nada en la resolución del problema de fondo. El caso Pegasus, primero, y la falta de ejecución de la obra pública del Estado en Catalunya, después, ha aumentado el distanciam­iento de las dos partes y la única razón positiva es que no se ha roto el fino hilo de comunicaci­ón que les une. Pero los desencuent­ros han crecido: la Generalita­t ha plantado al Gobierno en la comisión bilateral; ERC y PSC han roto su pacto no escrito de no agresión en el Parlament; los republican­os han pasado a la oposición en el Congreso... y así, hasta un largo etcétera.

El PSOE ha antepuesto otros problemas que le han caído en su agenda (gas, Marruecos, inflación, Andalucía…) y la carpeta catalana parece que está enmohecida. El domingo, tras las elecciones andaluzas, llegará la gran cumbre de la OTAN en Madrid, por lo que no parece viable que haya avances significat­ivos sobre la mesa de diálogohas­ta julio. Este mes será clave para saber siesta vía embarranca o no. La proximidad de las elecciones municipale­s donde PSC y ERC son rivales directos no contribuye al consenso, pero ambas partes deberían hacer un último esfuerzo para lograrlo. Si no lo hacen, será un fracaso de los dos, tanto socialista­s como republican­os, y sería darles argumentos a los que defienden la confrontac­ión como única salida posible. Todas las encuestas, sin embargo, señalan que los catalanes apuestan cada vez más por el diálogo. Ya es hora de que este clima se traduzca en hechos.

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