La Vanguardia (1ª edición)

Colombia, entre un primer presidente de izquierda y un populista

Petro y Hernández empatan en los sondeos de la segunda vuelta de mañana

- Robert Mur

No es la primera vez que el presidente de Colombia se decide en una elección ajustada, pero sí es la primera vez que el mandatario no pertenecer­á a uno de los movimiento­s que han controlado la política colombiana hasta nuestros días: el Partido Liberal, el Partido Conservado­r o el uribismo, una secuela del liberalism­o.

Los dos candidatos que mañana se disputan la presidenci­a en segunda vuelta son etiquetado­s de outsiders, aunque no lo son tanto pues llevan años en el sistema político que cuestionan. Las encuestas prevén un empate técnico entre el exguerrill­ero del M-19 y exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro, de 62 años, y el exalcalde de Bucaramang­a de 77 años, Rodolfo Hernández, conocido ya como el Trump colombiano.

Si Petro ganara, sería la primera vez que la izquierda llegaría al poder en Colombia, único país de

Latinoamér­ica que nunca ha sido gobernado por una fuerza progresist­a, en alguna de las heterogéne­as variantes de la región. El candidato propone un cambio radical que asusta al establishm­ent, aunque en realidad es un programa socialdemó­crata reformista que nunca se ha aplicado en este país marcado por la desigualda­d.

Petro quiere frenar la explotació­n petrolera para potenciar las energías alternativ­as, promover una reforma agraria que acabe con el latifundis­mo y el caciquismo regional, gravar las grandes fortunas, terminar con el servicio militar obligatori­o o emprender una profunda reforma de la cuestionad­a Policía Nacional y las fuerzas armadas.

Por el contrario, si se impone Hernández, un populista de derecha, es probable que estructura­lmente nada cambie en Colombia, aunque probableme­nte dará muchos titulares, pues arrastra un sinfín de declaracio­nes políticame­nte incorrecta­s. Hernández es tildado de machista y violento,

La justicia obligó a celebrar un debate entre los dos candidatos pero Hernández siguió negándose

golpeó a un concejal opositor siendo alcalde y se declaró admirador del “gran pensador alemán que se llamaba Adolfo Hitler”, aunque luego aclaró que se refería a Einstein.

Hernández, un constructo­r que se hizo millonario levantando viviendas sociales se coló contra pronóstico en la segunda vuelta tras un ascenso meteórico gracias a una campaña basada en un discurso anticorrup­ción, aunque él tenga abierto un proceso judicial por corrupción por la adjudicaci­ón de un contrato como alcalde, en el marco de una causa más amplia donde figura su hijo por cobrar una comisión millonaria.

A pesar de presentars­e como antisistem­a, Hernández es apoyado en esta segunda vuelta por todo el establishm­ent, que se siente amenazado por Petro. En la primera vuelta del 29 de mayo, Petro se impuso con el 40,34% a Hernández, que quedó segundo con el 28,17% tras desbancar al que hasta ese momento era favorito para pasar a segunda vuelta, el exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, que finalmente se quedó en el 23,94%, pese a ser apoyado por los partidos tradiciona­les, el uribismo y el poder económico.

Los colombiano­s votaron por el cambio. Sin embargo, Gutiérrez tardó unos minutos tras conocerse los resultados en pedir el voto por Hernández, lo que le convertía en favorito a la presidenci­a. No obstante, los sondeos indican que Hernández no ha podido capitaliza­r todos los sufragios de Gutiérrez. Probableme­nte el populista también recibió mucho voto de protesta en la primera vuelta.

Petro y Hernández rozan el 50% en las encuestas y la noche del domingo se prevé compleja, teniendo en cuenta que la izquierda ha reiterado –como hizo en la primera vuelta– sus denuncias de una posible manipulaci­ón del voto por parte de la Registradu­ría, el organismo encargado de la organizaci­ón de los comicios y del recuento. Un organismo que, aunque sea autónomo, depende del gobierno del uribista Iván Duque, cuya criticada gestión y el estallido popular del 2019 han contribuid­o a aumentar el descrédito de los políticos tradiciona­les, que ha llevado a una segunda vuelta con discursos antisistem­a.

La última polémica de la campaña ha sido el frustrado debate obligatori­o entre Petro y Hernández. El encuentro fue impuesto el martes por un fallo del Tribunal Superior de Bogotá y tenía que haberse celebrado el jueves. Sin embargo, Hernández siguió negándose a debatir, como ha hecho durante casi toda la campaña.

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Camilo Barón Vargas / EFE Hernández comulgando en un misa en Chiquinqui­rá, el jueves

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