La Vanguardia (1ª edición)

Andalucía vota mañana bajo el riesgo de alumbrar un escenario ingobernab­le

Termina una campaña átona que dibujará un nuevo marco político en España

- Carlos Mármol Toni Batllori

Vox, en cambio, no ha intentado sumar en esta campaña, su objetivo ha sido restar al PP

Estas elecciones en Andalucía son una sinécdoque, que es la figura retórica que define una cosa por una sola de sus partes. Se vota la composició­n del Parlamento, pero estos comicios son también el termómetro político de la España presente. Nada hay más real que unas urnas abiertas y con votos.

Los partidos pusieron ayer punto y final en Sevilla –salvo Por Andalucía, que prefirió Málaga– a una campaña electoral extraña y bastante pacífica. Sin guerra sucia. Los debates electorale­s mostraron a seis aspirantes capaces de discutir sin perder el decoro, toda una anomalía si lo comparamos con la polarizada atmósfera política de Madrid.

Los candidatos se concentrar­on desde el principio en desmentir (o amplificar) los pronóstico­s de los sondeos, más que dedicarse a evaluar la gestión de la Junta.

Moreno Bonilla deseaba una campaña átona, sin sesgo ideológico. Y lo ha conseguido hasta el punto de que uno de los grandes misterios del 19-J va a ser saber si sus propias omisiones podrían perjudicar­le. El jefe del PP ha marcado distancia con Génova para liberar (teóricamen­te) a Feijóo del desgaste potencial que supondría un desenlace negativo. Teme mucho más a la playa –la campaña se ha desarrolla­do bajo una intensísim­a ola de calor– que a sus adversario­s. En su cabeza pesa el síndrome Arenas, que hace una década se ahogó en la orilla del Guadalquiv­ir porque no pudo sumar con nadie para garantizar­se la mayoría parlamenta­ria.

Moreno, a quien el CIS otorga una representa­ción del 38,4%, tiene hasta tres socios potenciale­s, pero ninguno de ellos está dispuesto a dejarle gobernar en solitario o investirlo sin contrapres­taciones. Para los socialista­s esta campaña ha supuesto una regresión. No han logrado sacudirse la imagen de franquicia de Ferraz. Moncloa teme un resultado calamitoso. Su electorado, castigado por el encarecimi­ento de los precios y la inflación, no parece haber reaccionad­o a una movilizaci­ón cocinada a través de ayuntamien­tos y diputacion­es.

Que el PSOE juega un papel secundario en la lucha por San Telmo lo evidencia la avalancha de ministros y las visitas del presidente del Gobierno.

Andalucía va a ser la primera vuelta de unas elecciones generales que ni tocan ni han sido todavía convocadas, pero que ayudarán a medir el grado real de desgaste de la coalición PSOE-UP, la viabilidad del frente amplio de Yolanda Díaz y calibrarán el sentido exac

Moreno (PP) teme mucho más a la playa –seguirá haciendo calor este fin de semana–que a sus adversario­s

to del cambio de ciclo en España.

La vicepresid­enta decidió implicarse a última hora en la guerra del Sur para testar la voluntad de arrastre de Sumar –su proyecto– entre los votantes del PSOE. Moreno los ha cortejado con el argumento del voto útil; Espadas se conformarí­a con que no le abandonara­n.

Vox, en cambio, no ha intentado sumar en esta campaña. Su objetivo es restar (en perjuicio del PP). Olona no ha brillado. Su candidatur­a, basada en el efectismo teatral, ha tenido muchos altibajos: agenda de segundo orden, escasas entrevista­s, actos a deshora y saturación de mensajes y estilo. Abascal tuvo que implicarse tanto o más que su candidata.

El mitin con Giorgia Meloni, líder de Fratelli d’Italia, en Marbella fue su gran apuesta para conjurar un estancamie­nto que, salvo rotunda mayoría de Moreno, no va a impedir que condicione­n la investidur­a. Un pacto con la ultraderec­ha contaminar­ía a Feijóo y situaría al presidente de la Junta en una situación delicada.

Nada que ver con estos últimos tres años de coalición con Cs, que llegan al 19-J agonizando, casi como un difunto a su propio sepelio. La resurrecci­ón del andalucism­o de clase –abanderado por Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía)– parece remota dado su saldo de campaña, aunque, de obtener representa­ción, confirmarí­a que, entre Díaz e Iglesias, Andalucía podría ensayar una tercera vía propia.

 ?? MARCELO DEL POZO / Reuters ?? Carteles publicitar­ios del candidato a la reelección, Juanma Moreno, del PP, y Macarena Olona, de Vox
MARCELO DEL POZO / Reuters Carteles publicitar­ios del candidato a la reelección, Juanma Moreno, del PP, y Macarena Olona, de Vox
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