La Vanguardia (1ª edición)

Una situación intolerabl­e e insostenib­le

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Unos 10.000 vecinos de 24 pueblos de Lleida llevan más de dos semanas sin agua potable para beber y para cocinar, debido a contaminac­ión por la presencia de plaguicida­s en el embalse de Utxesa, de donde captan el agua. Una situación límite, agravada además por las elevadas temperatur­as de estos días, que alcanzan los 40 grados.

Se trata de un auténtico drama para estas poblacione­s de las comarcas de las Garrigues y del Segrià. En algunas de estas localidade­s, además, no es la primera vez que se enfrentan a este problema, pues el pasado mes de mayo también estuvieron una semana sin agua potable. El Consell Comarcal de les Garrigues responsabi­liza de la situación a la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), a la que acusa de “desidia e inacción” para buscar soluciones y de jugar con la salud de las personas.

La ACA ha descartado que un vertido sea la causa de la elevada concentrac­ión de plaguicida­s y ha detectado la presencia de metolaclor­o, un herbicida que se utiliza para el cultivo del maíz. Hasta ahora su única respuesta ha sido subvencion­ar camiones cisterna, que se tienen que repartir entre todas las localidade­s afectadas donde los vecinos disponen de solo media hora a la semana para recoger agua. Y si cuando el camión llega estás trabajando o fuera del municipio, te quedas sin agua.

Gente mayor o con problemas de movilidad acarreando garrafas a las tres de la tarde, bajo el sol y a 40 grados, no es precisamen­te la mejor imagen de un país cuya administra­ción debería volcarse para solucionar el problema y garantizar un derecho tan fundamenta­l como disponer de agua potable. Algunos ayuntamien­tos han optado por facilitar botellas y garrafas de agua, repartirla­s a los vecinos y llevarlas a los domicilios de los abuelos o a las residencia­s. La Diputación

de Lleida ha destinado 50.000 euros para el pago de esta agua embotellad­a.

Este es un problema recurrente desde hace más de quince años en esta zona de Lleida dedicada a la agricultur­a intensiva, y el problema es que se está convirtien­do en endémico. La sequía y la actividad agrícola están incidiendo directamen­te en la falta de agua potable y en estos repetidos episodios de contaminac­ión por plaguicida­s o por vertidos tóxicos. El pantano de Utxesa lleva mucho tiempo expuesto no solo a los herbicidas que los agricultor­es usan en sus campos, sino a derramamie­ntos de hidrocarbu­ros que también obligan a cortar el suministro de agua a los pueblos que de él se abastecen.

Los alcaldes lamentan la falta de apoyo por parte de las institucio­nes, denuncian estas captacione­s de agua con un nivel de plaguicida superior al autorizado y piden, al igual que la Mancomunit­at de les Garrigues, que el agua sea captada del embalse de l’Albagés, del sistema Segarra-Garrigues, para garantizar una mayor calidad. Una obra que requeriría la intervenci­ón de la ACA, que de momento ni siquiera se ha planteado su ejecución a medio plazo.

La reiteració­n de ocasiones en que se ha producido este problema de corte del suministro de agua y la falta de iniciativa­s para buscar soluciones que no sean solo provisiona­les, sino estructura­les y definitiva­s, hacen que los alcaldes y los habitantes de todos estos pueblos leridanos se sientan abandonado­s por la administra­ción ante una situación inaceptabl­e e insostenib­le.

Urge efectuar las inversione­s necesarias para asegurar la interconex­ión con distintas cuencas, garantizar un suministro con agua de calidad a toda la población y evitar así episodios como estos y, también, soluciones que los vecinos afectados no dudan en calificar de tercermund­istas.c

Veinticuat­ro pueblos de Lleida llevan dos semanas sin agua potable y a 40 grados

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