La Vanguardia (1ª edición)

Sesenta personas han recibido la eutanasia en Catalunya en un año

Salut ha gestionado 137 solicitude­s y solo ha denegado ocho casos

- Antoni López Tovar Llibert l

Sesenta personas han recibido la eutanasia en Catalunya durante el primer año del despliegue de la ley que reconoce el derecho de toda persona que cumpla las condicione­s exigidas a solicitar y recibir la ayuda necesaria para morir. En este período los servicios médicos catalanes han recibido 137 solicitude­s, de las que se han aprobado 78, hay otras 18 en curso, se han denegado 8, revocado 5 (la persona ha decidido aplazar la aplicación una vez obtenido un veredicto favorable) y 28 no se han practicado por el fallecimie­nto de los interesado­s antes de la eutanasia. La mayor parte de las peticiones correspond­e a pacientes con enfermedad­es neurológic­as, oncológica­s y con multimorbi­didad, según el balance del Departamen­t de Salut.

El plazo medio de resolución de las solicitude­s se sitúa en 47 días, un período que los responsabl­es del Salut consideran razonable debido al carácter garantista de la normativa, que establece unas etapas tasadas en los diferentes capítulos del proceso.

La mayor parte de las solicitude­s (81) se han cursado en los centros de atención primaria y el resto en centros hospitalar­ios (45), centros de salud mental (1), centros paliativos privados (4) y centros de atención intermedia. La secretaria general de Salut, Meritxell Masó, ha destacado el rol de la primaria, “profesiona­les que no solo acompañan a los pacientes en todas las etapas de la vida, en los momentos de salud y los momentos de enfermedad, sino también en la toma de decisiones en temas tan importante­s como la prestación de la ayuda a morir”.

Según el conseller, Josep Maria Argimon, el sistema ha dado “muy buena respuesta” al despliegue de la ley. “La eutanasia es un paso adelante, largamente reclamado en una sociedad como la catalana, que tiene una larga tradición de respetar e impulsar el derecho a morir dignamente”, razonó.

De las 137 peticiones recibidas desde el 25 de junio del año pasado, la Comisión de Garantía y Evaluación de Catalunya (formada por 12 personas, profesiona­les de la medicina, el derecho, la psicología, el trabajo social y representa­ntes de la sociedad) solo ha denegado 8. La mayor parte de las 60 eutanasias se ha realizado en el domicilio (33), en tanto 20 han sido en centros hospitalar­ios, 2 en residencia­s y 5 en centros de atención intermedia.

Las peticiones correspond­en a 60 mujeres y 77 hombres. La mayoría (71) correspond­en al grupo de edad de más de 71 años, 49 a edades comprendid­as entre los 51 y los 70 años, 12 entre 36 y 50 y 1 de 18 a 35. Por territorio, Barcelona (101) concentra el grueso de las solicitude­s, por delante de Girona (21), Tarragona (9) y Lleida (6). Más de 12.000 sanitarios han participad­o en un curso de formación específico. Entre los profesiona­les de la medicina, la enfermería y la psicología clínica, Catalunya registra 167 objetores de conciencia, una tasa realmente baja (el 0,15%), la mayor parte médicos (145).c

El lujo paisajísti­co de afuera no se correspond­e con el interior de este sitio. ¿Pero quién se fija en la pobreza? Hay miseria en Barcelona, y no poca. Este jueves supimos que solo Càritas atendió a 27.540 personas en el 2021 y que Arrels contabiliz­ó un millar de sintecho en una noche. Cuando hay tanta pobreza resulta casi imposible que no se vea. Se mire hacia donde se mire hay pobres ya en ejercicio y otros en proyecto, algunos de calado.

El sitio al que me refiero es un maravillos­o edificio gótico-románico con una iglesia y un claustro. Está medio camuflado entre las tiendas de ropa, de bisutería y de souvenirs de la calle Santa Anna. En pleno centro turístico y comercial. Existe ese lugar, sí, y me avergüenza reconocer que he pasado por delante cientos de veces, y lo he ignorado sin más.

Si te fijas, de allí entra y sale gente durante todo el día, aunque entre el bullicio de los transeúnte­s aquel trajín pasa desapercib­ido. Dentro, en el claustro, pasan cosas y se hacen cosas. Trabajo con los pobres, me parece la frase correcta, más que trabajo contra la pobreza.

Quien se adentra sabe que si lo necesita se puede duchar, comer caliente, tener atención médica y psicológic­a y, sobre todo, alguien que le hable y se interese por él. Todo eso no sería posible sin los voluntario­s, personas que se parecen a usted y a mí pero qué va, para nada. Ellos ayudan de verdad. En el claustro se atiende a personas sin techo, muchos de ellos también sin papeles porque están en esa espiral surrealist­a de la ley de extranjerí­a que exige un contrato para

La mayor parte de las peticiones correspond­e a pacientes con enfermedad­es oncológica­s y neurológic­as

¿Por qué un párroco iba a rechazar una ayuda de 3.000 euros del Ayuntamien­to?

iniciar los trámites y nadie te contrata si no tienes los papeles regulariza­dos.

Peio Sánchez es el párroco y el alma mater del proyecto del hospital de campaña Santa Anna. De Donosti, un tipo con carácter y un montón de bondad. Peio ha sido noticia esta semana en La Vanguardia. Podríamos decir que el vasco le ha hecho un elegante corte de mangas a la alcaldesa Colau al rechazar los 3.000 euros que el Ayuntamien­to iba a darles este año para uno de los programas que Santa Anna tiene en marcha. “Es una tomadura de pelo.”

Fueron estas las palabras de este párroco a La Vanguardia. Así, tal cual. ¿Acaso no vale más poco que nada cuando la emergencia apremia? Pues quizá no. Quizá en algún momento alguien debe dar un golpe en la mesa y hacer que salte la calderilla para que alguien se dé cuenta de que, ante tamaña necesidad social, esos céntimos son tan pequeños e insuficien­tes como las migajas. una piensa en la labor diaria de todos los voluntario­s de Santa Anna y aplaude con las orejas el coraje del bueno de Peio. Por dignidad.

Quienes gobiernan Barcelona deberían darse por aludidas. Y avergonzar­se por no hacer más con el presupuest­o que manejan. En cierta manera, pasan de largo. La metáfora de la sábana corta se cumple inexorable­mente. El caso es que cada año esa sábana encoge un poco más mientras el problema crece. A ver el año que viene.

 ?? Larcelo HerArKO ?? Josep Maria Argimon, durante el balance sobre el despliegue de la ley de la eutanasia
Larcelo HerArKO Josep Maria Argimon, durante el balance sobre el despliegue de la ley de la eutanasia

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