La Vanguardia (1ª edición)

La piel de plátano

-

sentación de La burguesía catalana el conde Javier Godó, el director de La Vanguardia, Jordi Juan, la directora adjunta Lola García, Miquel Roca, Felip Puig, Carles Campuzano, Josep Sánchez-Llibre, David Madí (a quien muy educadamen­te nadie pregunta sobre la bomba coronaria del momento). Han venido Màrius Carol, el secretario general de CC.OO. en Catalunya, Javier Pacheco, el presidente de Pimec, Antoni Cañete, el presidente ejecutivo de Colonial, Juan José Bruguera, el catedrátic­o y presidente del Consejo Económico y Social, Antón Costas, y varios periodista­s económicos, como Marcos Lamelas de El Confidenci­al o Pere Rusiñol de Alternativ­as Económicas, y un etcétera tan largo que ocuparía toda la página.

Sobre el escenario, Pérez habla con Jordi Amat y Francesc-Marc álvaro, para quien este es un libro sobre la dificultad que tienen los catalanes con el poder. La burguesía está atrapada en la impotencia, esperando a que pase algo y no se sabe qué, dice. Entre el público, el economista Miquel Puig afirmará: “Hem anat a la guerra i l’hem perdut”. El libro, duro, constata que Catalunya se está desempoder­ando, e ignora qué hacer para revertir la situación. Desmitific­a esa burguesía que se crea a sí misma y finge ser más influyente de lo que en realidad es. Amat ha recuperado un artículo que Josep Maria de Sagarra publicó en 1961, titulado precisamen­te La burguesía catalana, y en el que analizaba la evolución de la clase dirigente, y criticaba sus renuncias y sacrilegio­s.

Por cierto, la semana pasada

Amat participó en el acto 100 anys de Gabriel Ferrater, en la Finestres. Lo hacía como autor de la biografía Vencer el miedo (Tusquets/Edicions 62). También estaba Marina Porras, que ha prologado la antología Donar nous als nens (Comanegra). Antes de empezar, la editora Pilar Beltran masajeó a Amat en los hombros como si fuera un púgil a punto de salir al ring. Pese al morbo que daba el encuentro (consulten Twitter para más señas), no hubo sangre. Pero volviendo al tema: ¿podría el poder reempodera­rse si fuera capaz de reírse de sí mismo? ¿O el poder es un tema demasiado serio como para no parecerlo?

Intento averiguarl­o en el bucólico patio de La Central del Raval, donde esta semana insoportab­lemente calurosa se ha presentado No me acuerdo de nada, de Nora Ephron. Los editores de Libros del Asteroide y L’Altra tienen la buena idea de servir copas de frío vino blanco entre los asistentes al inicio. Acompañan a Luis Solano y Eugènia Broggi las escritoras y periodista­s Laura Ferrero y Eva Piquer, ambas fans de la autora, a quien éxitos como el guion de Cuando Harry encontró a Sally o la dirección de Algo para recordar quizá eclipsaran su obra literaria, según Solano. Broggi, que también publica a Vivian Gornik, cree que tienen feminismos muy distintos, algo que no comparten Ferrero y Piquer, que pueden imaginarla­s juntas paseando por Nueva York. La editora le preguntará a la autora de Cuentas pendientes si llegaron a conocerse, antes de que Ephron muriera por leucemia en 2012 (enfermedad de la que apenas habló, porque no quería que la definiera, apunta Piquer). Esperamos impaciente­s la respuesta.

Ferrero estudió filosofía en la universida­d de Navarra, y tras acabar la tesina, comentó que se iba de juerga a celebrarlo. Entonces su directora le dijo que esa “pose de frívola” no le hacía ningún favor, ni tampoco el hecho de no tomarse en serio a sí misma. Pero leer a Ephron es reírse en voz alta, apunta Piquer que, a través de un artículo, dio título a uno de sus libros: El coll no enganya (I feel bad about my neck). Su humor está cargado de lucidez y mala leche: “Nunca te cases de quien no estés dispuesta a divorciart­e”; “No sé qué fue primero, si querer ser periodista o querer ligar con un periodista”; “Estar divorciada fue lo más importante para mí; ahora lo más importante es que soy vieja”. Ephron recuerda algo que le enseñó su madre: si resbalas con una piel de plátano, la gente se reirá, pero si cuentas tú la escena, te apropiarás del relato y serás tú quien haga reír, evitando que te tengan lástima. Una señal de inteligenc­ia es saber burlarse con gracia de las propias caídas.c

 ?? César Rang l ?? Francesc-Marc Álvaro, Manel Pérez y Jordi Amat
César Rang l Francesc-Marc Álvaro, Manel Pérez y Jordi Amat

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain