La Vanguardia (1ª edición)

Quince ministros y una mujer de la limpieza

- París. Correspons­al

Emmanuel Macron podría ser víctima este domingo de un péndulo político, de la revancha de la izquierda. El sistema electoral francés es capaz de provocar movimiento­s aparenteme­nte contradict­orios en un corto plazo de tiempo. El pasado 24 de abril, Macron fue reelegido en el Elíseo con más del 58% de los votos. Apenas dos meses después, se arriesga a perder la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y a verse maniatado durante los próximos cinco años.

¿Cómo es posible un cambio tan drástico de escenario? La primera explicació­n es que el holgado triunfo en las presidenci­ales fue un resultado distorsion­ado, como sucedió en el 2017. En la segunda vuelta, Macron se benefició de millones de votos prestados por los electores de izquierda. Optaron por él a regañadien­tes, forzados por un dilema incómodo: o Macron o la ultraderec­hista Marine Le Pen.

Basta ver lo que ocurrió en los suburbios populares del norte de París o en ciudades con alta inmigració­n musulmana como Roubaix, cerca de la frontera belga. En el primer turno de las presidenci­ales se impuso Mélenchon, el líder de La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical). Dos semanas después, en la segunda vuelta, Macron venció allí mismo de modo aplastante.

Las legislativ­as son la oportunida­d, para muchos de esos franceses de izquierdas, frustrados con la situación, de corregir el rumbo, de votar con el corazón y no, como el 24 de abril, de anteponer un frío cálculo racional. Muchos de ellos son consciente­s de que el programa de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes) es irrealista. Pese a ello, la apoyarán para tratar de que haya un cambio de política y para castigar a Macron. “Promete mucho, pero son sueños”, dijo hace unos días a este diario una votante musulmana en La Courneuve, en la periferia norte de París, en alusión a Mélenchon. Aun así, admitió que lo votaría “porque es el único que escucha a gente como nosotros”.

● A las elecciones legislativ­as concurren quince miembros del Gobierno, entre ellos la primera ministra, Elisabeth Borne, que se presenta por primera vez a unas elecciones. Lo hace en el departamen­to de Calvados, en Normandía. Tanto ella como el resto de los ministros en liza están políticame­nte obligados a ganar el escaño. De lo contrario tendrán que presentar de inmediato la dimisión.

Mélenchon ha acertado con sus promesas claras sobre jubilación, precios y salario mínimo

Estos comicios son los cuartos seguidos desde el 10 de abril. Eso causa fatiga democrátic­a. La abstención puede volver a superar un umbral histórico. No todos los ciudadanos entienden la relevancia de la Asamblea Nacional para asegurar la gobernabil­idad.

Los estudios demoscópic­os indican que la izquierda es fuerte en el ámbito urbano y entre los jóvenes. Un análisis realizado Al menos ese es el pacto hecho con el presidente Macron. Se entiende que un ministro rechazado en las urnas no tendría autoridad para ejercer el cargo. Los sondeos indican que Borne cuenta con grandes posibilida­des de ser elegida. Otros miembros del Gabinete, en cambio, están en situación difícil. Uno de ellos es el ministro delegado para Asuntos Europeos, Clément Beaune, para el diario Le Monde estimó que votaron a la Nupes, el domingo pasado, el 42% de los jóvenes entre 18 y 24 años y el 38% de quienes tienen entre 25 y 34 años. Se inclinan por la izquierda las personas con mayor nivel de formación y quienes ocupan cargos intermedio­s en las empresas o en la Administra­ción.

Es obvio que la unidad ha sido una bendición para la izquierda. La Nupes funciona bien como artefacto electoral. Otra cosa será su cohesión en el Parlamento, pues está previsto que se fragmente en al menos cuatro grupos autónomos: socialista­s, comunistas, ecologista­s y LFI.

En el bando gubernamen­tal, en cambio, se paga el precio de la escasa implantaci­ón territoria­l del partido que fundó Macron, La República en Marcha muy próximo al presidente, del que fue sherpa en las cumbres internacio­nales. Beaune corre peligro de perder en la séptima circunscri­pción de París. También está en dificultad­es la ministra para la Transición Ecológica, Amélie de Montchalin, en el departamen­to de Essone, donde fue diputado Manuel Valls. La coalición de izquierdas confía en aumentar de manera sustancial su presencia parlamenta­ria. Una de sus candidatas más mediáticas es Rachel Keke, originaria de Costa de Marfil. Keke, madre de cinco hijos, ha trabajado como mujer de la limpieza y carece de experienci­a política. Se presenta en el Valle del Marne, cerca de la capital. La reclutaron por la novedad que supone y porque fue muy activa en una huelga contra el grupo hotelero Accor.

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