La Vanguardia (1ª edición)

“¿El caciquismo? Ni idea”

Debut electoral de 302.446 jóvenes, un segmento cada vez más conservado­r

- Oaquín Luna Enviado especial

Caen los exámenes, los botellines de cerveza y la tarde en la avenida del Avión Cuatro Vientos de Sevilla, junto a la universida­d. Seis bares, alineados, donde impera el autoservic­io, atraen a algunos de los 302.446 jóvenes que podrán votar por primera vez en las elecciones autonómica­s de hoy.

Esta no es mi Andalucía, es la suya.

–No he votado antes por pasotismo y creo que voy a votar Vox. Los demás partidos no cumplen. Todos merecen una oportunida­d.

José Alberto, 23 años, viste de oscuro, lleva un pendiente en la oreja y está con dos colegas que no tienen tan claro a quién votarán aunque no descartan la ultraderec­ha. Tampoco descartan no votar. “Cada día tenemos más difícil encontrar un trabajo y poder llevar una vida diferente”, comenta José.

Cosas de la edad, al periodista le viene a la cabeza la película Barrio, tres muchachos son también son los protagonis­tas, de Fernando León de Aranoa. –¿Hay aún caciquismo? –¿Caciquismo? Ni idea. No disimulan sobre aquello que no saben o no les interesa: es de agradecer.

La mesa refuerza la credibilid­ad de los estudios endoscópic­os que registran una oscilación de la juventud andaluza hacia la derecha, más acusada entre los hombres que entre las mujeres.

La última encuesta del CIS registraba una intención de voto entre los electores de 18 a 24 años del 44% para el PP, el 13% para Vox y un 1% para Ciudadanos. En cuanto a adscripció­n ideológica, la inclinació­n a la demiten

Los jóvenes se definen más de derechas ahora que en el 2017 (las jóvenes no se han movido)

recha entre los menores de 35 años ha pasado del 4,5 de ubicación media en el año 2017 al 5 actual (en una escala donde 1 significa “lo más a la izquierda” y 10 “lo más a la derecha”). Su movimiento contrasta con el de las mujeres de ese segmento, porque ellas no se han movido del sitio en estos cinco años últimos.

A dos pasos, una mesa con tres chicas, estudiante­s, que transmás interés por la fiesta de la democracia. Y eso que no han escuchado al presidente Moreno Bonilla en El Puerto de Santa María, donde el jueves se dirigió especialme­nte a los nuevos votantes con frases como esta:

–Nadie se juega más que vosotros, porque tenéis la oportunida­d que yo no tuve.

El candidato del PP se refiere a que durante toda su juventud Andalucía fue gobernada por el PSOE. Todo pasa, claro: la mitad de los 8,4 millones de andaluces no habían nacido aquel 28 de febrero de 1980, fecha del referéndum sobre la autonomía, equiparada con las “históricas”.

“Yo he votado ya antes, en todas las elecciones y siempre al mismo partido, pero comprendo a los jóvenes que no votan”, explica Teresa, 23 años, que está cursando un máster en Administra­ción de Empresas y este verano hará prácticas en una compañía. “Me gustaría quedarme aquí, en Andalucía, pero no descarto irme”.

Pasan los gobiernos en el palacio de San Telmo, el desempleo juvenil permanece –y el no tan juvenil–. Según la última Encuesta de Población Activa, el paro juvenil alcanza el 36%, casi el doble de la tasa general (19,43%).

“Creo que la Junta ha hecho una buena gestión de la pandemia. Yo, al menos, he quedado contenta. No votar me parece mal, no hay excusas para no hacerlo. Mis padres me lo han inculcado”, señala Carlota, 22 años, cuarto de Derecho.

Carlota, que encaja con el perfil de “joven con conciencia política”, ignora las armas de seducción que el PP andaluz ha ofrecido en este paseo triunfal. El llamado Plan Estratégic­o de la Juventud no le suena. Destinado a las personas de entre 14 y 35 años –la juventud acaba tarde, últimament­e– tiene una dotación de 803 millones de euros y pretende atacar el paro, la elevada tasa de abandono escolar (21,9%) o la tasa de emancipaci­ón residencia­l (del 15,9% en los menores de 29 años). ¡Ah! El PP también promete una tarjeta joven, con sus descuentos, y una plataforma de metaverso para atender a los jóvenes, sobre todo si emprenden. “Necesito una juventud activa, capaz, innovadora, ambiciosa e inconformi­sta”, pidió Juanma Moreno en el mitin de El Puerto.

Universita­rios, con o sin porvenir, los preguntado­s en este concurrido tramo de una Sevilla moderna, con tranvía ecológico y bares de autoservic­io, transmiten unas preocupaci­ones generacion­ales ajenas a las grandes causas y los grandes temas de Andalucía. La boca no se les llena de grandes asuntos, como el pan, la tierra para quien la trabaja, el caciquismo o lo que resta. Tampoco denotan pasión por la política. Manda el pragmatism­o –terminar la carrera, encontrar trabajo–.

Juan, de 24 años, se acerca a la mesa de las jóvenes, reparte besos, se sienta, escucha y, cuando le preguntamo­s, responde amable.

–Mis planes son trabajar en Madrid. Hay más oportunida­des en lo mío.

Es licenciado en Relaciones Públicas y Publicidad. “Voto por lo que me afecta a mí”, explica. Adiós, grandes causas.c

“Voto por lo que me afecta a mí”, señala Juan, licenciado en Publicidad: adiós a las grandes causas

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Laura leon Bares de estudiante­s de la avenida del Avión Cuatro Vientos, junto a la Universida­d de Sevilla

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