La Vanguardia (1ª edición)

El área de Barcelona es la más congestion­ada de España en un ranking global en el que ocupa la posición 93

- Barce ona

La eliminació­n de los peajes, la recuperaci­ón de la actividad en muchos ámbitos, incluidos el laboral y el turístico, la abrumadora hegemonía del transporte de mercancías por carretera, la persistenc­ia del déficit histórico de alternativ­as en transporte público y, por descontado, una muy mejorable gestión del tráfico son algunos de los factores que, fatalmente combinados, han llevado a la AP-7, el principal corredor viario de Catalunya, a una situación límite.

Una creciente convicción de falta de soluciones a corto plazo se ha extendido entre las autoridade­s competente­s, que no han sabido adelantars­e preventiva­mente a una situación anunciada desde hace años. Las retencione­s, las largas colas, en definitiva el colapso o algo que se le parece mucho, han pasado a formar parte de la normalidad diaria. Son incidencia­s que se repiten todos los fines de semana y que se agravan durante las grandes operacione­s de salida y retorno del área metropolit­ana de Barcelona –lo que pueda suceder dentro de unos días con motivo de la verbena de Sant Joan causa auténtico pavor– y que sufren a diario –y esto es lo más doloroso– decenas de miles de personas que van y vienen de sus puestos de trabajo.

Enterrar en las autopistas nervios, paciencia, horas improducti­vas y mucho dinero. ¿Un hecho diferencia­l catalán? La Vanguardia ha querido conocer si este es en realidad un mal generaliza­do en los grandes países europeos a través de la experienci­a de sus correspons­ales en París, Londres, Berlín y Roma. A modo de resumen, cabe admitir que absolutame­nte nadie se libra de los atascos, aunque en muchos casos el desarrollo de las nuevas tecnología­s está sirviendo ya para mejorar la gestión del tráfico y paliar los efectos de la congestión.

Casi todos los países están desarollan­do, con recursos propios y también con el aprovecham­iento de fondos europeos, proyectos de carreteras inteligent­es, una solución que en un futuro más cercano de lo que parece permitirá gestionar de una manera mucho más efectiva el tráfico rodado, dotando al sistema de autopistas y autovías de la máxima conectivid­ad y de una mayor flexibilid­ad, utilizando incluso instrument­os predictivo­s.

Mientras las smart roads no sean una realidad consolidad­a, en España y en el resto de Europa habrá que ir parcheando el problema y reabriendo debates que nunca han quedado resueltos, desde el de los límites de la velocidad hasta el de la convenienc­ia o no de aplicar sistemas de peaje directos o indirectos, debates que los diferentes países han afrontado eligiendo opciones muy diversas. En el caso de la AP-7, la habilitaci­ón de algunos carriles adicionale­s o la contrataci­ón de un servicio de grúas para retirar vehículos averiados son medidas parciales que han de contribuir a mejorar la situación.

Los estudios Inrix Research sobre tráfico global que se publican cada año no dejan a España en muy mal lugar por lo que respecta al tiempo perdido por los automovili­stas. En el último ranking, elaborado con datos del ejercicio 2021, Barcelona y su área de influencia, aun siendo la zona más congestion­ada de España, con una media de 48 horas al año perdidas en atascos, ocupan solo la posición número 93 de una lista mundial de un millar de ciudades que encabezan Londres (148 horas), París, Bruselas, Moscú, Nueva York, Chicago, Roma, Bogotá, Palermo y Estambul.c

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain