#NotAllMen como excusa
Los expertos avisan que el uso de la etiqueta ‘No todos los hombres’ es una muestra de falta de responsabilidad masculina ante el machismo y una reacción ante la ‘amenaza’ del feminismo
Cada vez que se sale a la luz un nuevo caso de violencia de género, en su multitud de variantes, las redes sociales se llenan de mensajes de repulsa, pero también de respuestas que excusan el comportamiento con la etiqueta #NotAllMen (no todos los hombres, en castellano). el hastag, usado mayoritariamente por ellos, es empleado con la aparente buena voluntad de justificar que son una minoría los que llevan a cabo los comportamientos más extremos del machismo, pero los expertos avisan de que realmente denota falta de responsabilidad masculina.
“Es una muestra de reacción antifeminista”, apunta la socióloga Beatriz Ranea, que además es autora del libro Desarmar la masculinidad. Ranea considera que el uso del lema es una reacción de “muchos hombres” que se sienten interpelados por el feminismo, pero que, en lugar de emprender un camino de reflexión y de reconocer que “vivimos en una sociedad machista”, se amparan en ese “no todos” para “eludir la responsabilidad masculina”.
“Los hombres están ausentes de todo lo que es la crítica de la desigualdad”, sentencia el forense y exdelegado del gobierno para la Violencia de Género Miguel Lorente. Por ello, este experto asegura que, aunque el uso de la etiqueta pretende ser una “aparente crítica” a actitudes machistas, lo que en realidad denota es “falta de compromiso” por parte de los hombres que la emplean. Lorente cuestiona que dichos hombres, en lugar de sentirse implicados y comprometidos en el proceso, se juzgan “señalados” y lamenta que se limitan a “defender su posición social”.
Todos los expertos consultados coinciden en que el uso de la
Los expertos creen que el uso de la etiqueta es una muestra de androcentrismo: el hombre, en el centro
etiqueta no es más que una muestra de androcentrismo, “de hacer que todo gire en torno a los hombres y vuelvan a ser ellos los protagonistas”, sentencia Ranea. Para la socióloga, es evidente que no todos los hombres reproducen de forma directa o consciente actitudes machistas, pero también lo es, explica, que todos somos socializados en el machismo, y es por ello que considera que, en lugar de reivindicar que “no todos hacemos esto”, la actitud debería estar encaminada a pensar en qué podemos hacer para transformarlo entre todos.
Para el sociólogo y experto en masculinidades Joan Sanfélix, la etiqueta es “muy ejemplificadora” de la “posición reactiva” de los hombres, que se sienten “atacados” pero también “desnortados” por el camino que está tomando el feminismo. Sanfélix puntualiza que no todos los hombres desarrollan las partes “más nocivas del modelo más tóxico de la masculinidad”, pero considera que la mayoría, “por acción u omisión”, acaban reproduciendo el escenario que hace posible que esto sea así: con pasividad que fomenta que el sistema patriarcal se perpetúe. Y apunta que los hombres no ponen en duda el sistema porque les beneficia.
“No son todos los hombres, pero lo que sí nos dicen los datos es que todas las mujeres han sufrido conductas machistas, sexistas, discriminación...”, señala Beatriz Ranea. La socióloga cree que en lugar de sentirse amenazados, el camino debe ser invitar a la reflexión del rol que pueden tener ellos haciéndose cargo de todo esto en lugar de tirar “balones fuera”. Y no recibir el contenido feminista como una amenaza sino como una llamada a la acción a favor de la transformación hacia otras masculinidades.
La investigadora de la UOC y activista Lidia Arroyo apunta que el uso del hastag se desvirtuó tras la explosión del #MeToo (que denunció el acoso y agresiones sexuales) y por ello cree que debe reconducirse para evitar que sea aliado de voces conservadoras. Considera que se podría mejorar con un #NotMe (no violento a las mujeres) para que deje de cumplir con los “estándares heteropatriarcales”.
Todas las fuentes consultadas coinciden en apuntar que el uso de este hastag denota falta de empatía. Y Miguel Lorente añade que evidencia una “ausencia de la realidad”. El forense explica que cuando se dice que el 95% de los asesinatos de todo el planeta son cometidos por hombres no están diciendo que todos los hombres sean asesinos. Pero sí que se apunta que hay un problema muy grave, que es el de la violencia, y que su peor expresión, que es el homicidio, es cometida por hombres. Y lamenta que ellos no se sientan comprometidos y se limiten a decir “yo no soy machista, no soy maltratador”. Para el experto, #NotAllMen es una forma de situarse al margen del problema cuando “ni podemos evadirnos ni estamos al margen”.
Según Ranea, cuando los hombres se sienten interpelados pueden comprender desde el punto de vista de la empatía y de la justicia social o bien que esa interpelación sea interpretada como una amenaza. Para la socióloga, la propuesta del feminismo es invitar a la reflexión y a la acción. Con todo, tiene serias dudas de que redes como Twitter sean el lugar para debatir sobre este tema porque no es un espacio “propicio para el diálogo” y considera más importante hacer pedagogía fuera de ellas. La misma importancia de incidir en la pedagogía señala Sanfélix, que aboga por llegar a los hombres sin sentimiento de culpa e intentando hacerles ver que el machismo es una cuestión estructural. Y una manera de hacerles ver que el modelo de masculinidad tradicional es nocivo para ellos es mostrarles que también mueren por estas lógicas patriarcales que, paradójicamente, les benefician.
Ranea lamenta que “es más complicado” para los hombres ver que perjudica porque se pierden privilegios”.c
El reto es llegar a los hombres “sin sentimiento de culpa” para que vean que el machismo les perjudica