La Vanguardia (1ª edición)

Nueva York huele a marihuana

- Francesc Peirón Nueva York. Correspons­al

pandemia, esa fragancia a hierba capta la atención de los turistas. Es una de las novedades que subrayan los que ya conocían la ciudad una vez que regresan y que sorprende a los que cumplen su estancia de debut.

“No podía imaginar que olería tanto a canuto”, explica Marian, una visitante barcelones­a.

Rich es uno más de la veintena de vendedores situados con su mesa alrededor de la fuente monumental de Washington Square, el gran mercadillo del cannabis en el Village, que, no se olvide, sigue siendo ilícito.

“Piensa que esto solo es el eco de lo que está viniendo”, afirma mientras sostiene un joint al que le pega potentes caladas.

Su parada, decorada con un cartel en el que ofrece “reparto 24/7”, expone unos comestible­s de marihuana (golosinas, aperitivos) y tres potes de cristal con porros, los llamados pre rolls ,de diferentes tamaños, en función de la cantidad, por diez, quince o veinte dólares la unidad.

Durante la covid, Rich perdió su trabajo de conserje. “Me dije, ¿por qué no?”, al plantearse dedicarse a este trato. “La gente adora la hierba. Vi que todo el mundo fumaba, jóvenes, mayores, blancos, negros, asiáticos, no importa quién eres ni de dónde vienes, hasta los políticos fuman. Vi la demanda”, recalca.

En verdad, y de manera oficial, él no vende cannabis. Expone su marca de ropa.

Muy cerca está Solomon, del Green Klub. Su puesto ofrece unos pocos porros, liados con esmero, y la decoración de un par de macetas con sus plantas.

A la pregunta del precio que cobra por un cigarrito de la alegría, responde que es “a voluntad de cada cual”.

–En este caso, ¿cuánto es? –Es una donación.

Otros también hablan del pago según la voluntad, si bien disponen de una lista de lo que cuesta cada donación, 15$ el pre roll, dos por 25 y 30 el premium.

Al otro lado de la fuente despliega su puesto La Innddia, que vende arte en forma de pequeñas bolsas decoradas en cuyo interior incluye “su regalo”.

Dice que vender hash (y otras sustancias) es lo que ha hecho toda su vida, desde los doce años. “He estado muchas veces en la cárcel”, sostiene. Y espera que ese pasado sea la puerta que le abra el acceso a una licencia que haga lícito su negocio.

Este es hoy el meollo del asunto. Aunque el cannabis es ilegal a nivel federal en EE.UU., en 18 estados, más el distrito de Washington, está permitido el uso “recreacion­al”. El estado de Nueva York lo aprobó en marzo del 2021. A partir de los 21 años (como recuerdan los anuncios del metro) se permite poseer

Al no estar regulado el mercado, la hierba no se compra sino que se “regala” al comprar arte o hacer donaciones

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