EL EPO TAJE
El consumo de la marihuana se expande por la ciudad aunque la venta de cannabis todavía siga siendo ilegal
La fiebre verde se propaga por la Gran Manzana.
Allá donde se vaya, da igual Brooklyn, Bronx, Manhattan, Queens o Staten Island, en todos los sitios se percibe un aroma que los unifica en su diversidad. Barrio rico o pobre, burgués, de clase media o de trabajadores. En época de desigualdad rampante, este es uno de los fenómenos que rompen la tendencia a la disparidad social.
Es un olor que impregna tanto los trajes de los tiburones de las finanzas que van a tomar copas a Stone Street, en el bajo Manhattan, tras una jornada de estrés por la volatilidad bursátil, como los monos de los obreros de la construcción en su receso para el almuerzo en una esquina del Upper West Side.
Nueva York huele a marihuana. A la esencia de los porros.
No se trata de una impresión local. Después del hiato por la