El carismático rapero Morad arrancó su concierto con un vídeo de sus desencuentros con la policía
en horarios más soleados un par de tentaciones. Por una parte, la posibilidad de oír, ver y comprobar in situ el por qué del eco que rodea a Morad, joven rapero y creador de L’Hospitalet de Llobregat que a través del rap y el drill ha devenido referencia para jóvenes de la calle –arrancó con un vídeo de sus desencuentros con la policía– con piezas que fueron aclamadas como Chandal, No yno o Pelele, su mayor hit con el que cerró sesión. Antes de abandonar el escenario lo dejó claro: “Fuck Mossos d’Esquadra”.
Y, tres cuartos de hora más tarde, uno de los conciertos indiscutibles del Sónar, y que fue el estreno de la nueva producción de Maria Arnal y Arnal Bagés, una pareja artística como pocas por estas latitudes locales y naciona
Con'ras'es les. A partir del álbum Clamor del pasado año, Arnal y Bagés han creado Hiperutopia, que lo definen como una viaje cósmico por el universo creado en dicho disco. Un estreno en donde se pudo encontrar una puesta en escena densa, con espléndidas arquitecturas lumínicas, ecos silvestres, bases electrónicas que invitaban al baile –Bagés y David Soler, alquimistas detrás de las máquinas–, voces humanas, con la presencia de una treintena del Cor de Noies de l’Orfeó Català o con un procesador de voces creado por Holly Herdon. Ritmo creciente de baile, imágenes ad hoc, groove electrónico y una Maria Arnal descomunal, imparable en su versatilidad vocal y con un dominio escénico impactante. Y todo perfectamente engarzado.c