La Vanguardia (1ª edición)

Laura Restrepo persigue el hechizo de la mítica Reina de Saba

La colombiana novela al personaje bíblico que sedujo al rey Salomón

- Xavi Ayén X. Ayén

Madre e hija en un sofá. Se echan en cara mutuamente toda la decadencia que ambas cargan sobre sus espaldas, todo el sufrimient­o, todo el alcohol, todo el sexo, todo el (poco) dinero, todos los odios y relaciones tóxicas... Si creían que su familia es disfuncion­al, eso es que no han leído La débil mental (2014) de la argentina Ariana Harwicz (Buenos Aires, 1977), cuya adaptación teatral se estrenó anoche en un abarrotado auditorio de Casa Amèrica Catalunya, en el marco del festival Km Amèrica.

La obra de Harwicz compone el rabioso tríptico Trilogía de la pasión (junto a la anterior Matate, amor y la posterior Precoz), publicado por Anagrama. Este nuevo festival de literatura latinoamer­icana adaptará al escenario, cada año, una novela (de un autor vivo, que participa en el proceso) y han empezado con esta. No era un reto fácil versionar un texto tan radical y literario pero la directora, Elena Fortuny, y las actrices Isabelle Bres (la madre posesiva) y Flor Braier (la hija desnortada) pasan la prueba con sobresalie­nte.

Antes, por la mañana, en la Biblioteca Gabriel García Márquez, el colombiano Nicolás Buenaventu­ra, acompañado por la cantante Marta Gómez, había hecho llorar a Laura Restrepo, que iba de espectador­a, con su espectácul­o La dicha de la palabra dicha, historias que arma a partir de palabras que el público extrae de una cesta (como curiosidad, a Restrepo le salió resistir; y a Martín Caparrós, mujer, llámenlo casualidad). Buenaventu­ra recicla narracione­s orales nacidas en la Amazonia, China o entre los nativos norteameri­canos, añade una simpática búsqueda etimológic­a y bucea en la memoria personal y familiar para alumbrar relatos que convierten a los adultos en niños escuchando, por ejemplo, la historia de la mujer que se casó con un río y se bañaba en él cada mañana, o la de la persona que, armada con una cucharilla, se dirigía decidida a perforar una colina. Tanto él como Gómez actuaron descalzos, como también iba parte del público (solo faltaba el hielo de Melquíades).

En los debates, Caparrós recordó cuando, junto con Fogwill y otros autores, fueron reclutados en una revista feminista y firmaban todos sus textos con seudónimo de mujer (de hecho, él era la redactora jefe). La puertorriq­ueña Marta Aponte Alsina lamentó que García Márquez “nunca quiso visitar Puerto Rico mientras fuera colonia de EE.UU. pero se le quería mucho”; en cambio, Mario Vargas Llosa dio clases en la universida­d en aquellos años en que “los autores del boom eran personalid­ades, tenían personas que les abrían las puertas del baño”.

Hoy habrá otro pase de La débil mental (18 h) pero el plato fuerte es matinal: la ruta Gabo por las calles de Sarrià con Alma Reza de guía y el actor William Arunategui como el escritor. Al agotarse las plazas, se convocó otra el 9 de julio... que se volvió a agotar. En breve, fecha para la tercera. Aquí sí se recomienda llevar zapatos.c (*) Galeries adherides al Gremi de Galeries d’Art de Catalunya.

Algunos padres todavía dicen a sus hijos aquello de “¿te crees la reina de Saba?” cuando se muestran especialme­nte caprichoso­s o creen estar por encima de los demás. Es la prueba de la vigencia de este personaje, que aparece en la Biblia y el Corán y vertebra ahora Canción de antiguos amantes (Alfaguara), la nueva novela de Laura Restrepo (Bogotá, 1950), colombiana residente en el Pirineo y una de las invitadas al festival Km América.

Tras el registro estrictame­nte realista de Los Divinos (2018), sobre un terrible crimen pedófilo en los barrios altos de Bogotá, la fantasía y el orientalis­mo entran en escena en esta nueva obra, que se basa en sus viajes por Yemen, Etiopía y la frontera somalí junto a la oenegé Médicos Sin Fronteras. “Es la tierra de Las mil y una noches, las ciudades yemeníes están intactas, como recién salidas del medievo. Las mujeres de allí te dicen con orgullo que descienden de la reina de Saba. Pueden mendigar pero tienen sangre azul. Esa dignidad les ayuda en las travesías que tienen que hacer, con las pateras y en el desierto”.

La reina de Saba (encarnada por Gina Lollobrigi­da en la película de King Vidor de 1959) es una quimera, un grial que han perseguido gente de todo tipo, de Tomás de Aquino a Malraux. “En la Biblia y el Corán es la única mujer que está ahí por sabia y poderosa –afirma Restrepo–, no por santa, puta, madre de Dios o porque le corte el pelo o la cabeza a otro. Su reino era el más fuerte del momento”.

Encarna, asimismo, “el prototipo de la mujer tentadora, un poco demoníaca, un poco angelical, apartando al hombre de sus nobles propósitos. Flaubert la retrata llena de joyas y con un corsé tan apretado que apenas puede respirar, se desplaza a lomos de un elefante blanco”. Ella, puestos a desmitific­ar, la despoja hasta de corona pero la representa con múltiples caras, pues el narrador, Bos Mutas, “empieza

Entre el público que escucha los cuentos de Nicolás Buenaventu­ra algunos van descalzos, como él y la cantante

a verla en todas las mujeres que se le atraviesan”.

Fue De Nerval el que habló del “beso de la reina, un beso caníbal, de amor y muerte”, lo que le sirve a la autora para tejer un ritornelo musical que va del Bésame mucho a canciones de los Beatles, Pink Floyd o Patti Smith. “Una persona muy querida –revela– fue perdiendo la memoria y vi que lo que perduraba en su mente eran las canciones, así que di ritmo con ellas, y también a través de ese texto prodigioso, el Cantar de los Cantares”.

También podemos leer la obra como una historia de amor entre el protagonis­ta, “un soñador”, y la partera somalí Zahra Bayda, “muy terrenal, es todo lo contrario a la idealizaci­ón de la mujer, de las divas, atiende los partos de las mujeres por los caminos”.

También la llaman, a la reina, Pata de Cabra, pues “parte de su leyenda proviene de que tenía algo raro en las piernas o los genitales, algunos la muestran muy peluda. La imaginé como un bello monstruo, con una pata animal. La quise al tiempo bella y andrógina, que produjera fascinació­n y espanto”.

En la novela incluso “cambio de sexo a Sherezade, es un hombre que cuenta historias de mujeres”. Entre los hechos reales que aparecen en la trama, destaca “cuando me regalaron un niñito. ‘Yo no puedo alimentarl­o, tú sí’, me dijo su madre. Yo acepté, me quería llevar al niño, pero no fue posible legalmente, hay la policía, las aduanas... Me pregunto qué será de él cada rato”.c

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Xavier Cervera Laura Restrepo, esta semana, en Barcelona

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