La Vanguardia (1ª edición)

Viena acoge el primer encuentro para la prohibició­n de las armas nucleares

España no asistirá como observador­a pese a la presencia de aliados de la OTAN

- Marina MesegUer

La guerra en Ucrania ha devuelto a Occidente al tablero de juego de la guerra fría. Si hace treinta años Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaban el liderazgo mundial, ahora los bloques –la OTAN contra Rusia– no son muy distintos. Tampoco lo es la amenaza nuclear que pende sobre todos nosotros. No es solo que ambas partes posean arsenal atómico, es que al menos una de ellas, Moscú, ha amenazado con su uso. En este contexto, Viena acoge desde hoy el Primer Encuentro del Tratado sobre la Prohibició­n de las Armas Nucleares (TPAN), el primer espacio interguber­namental de debate sobre el asunto desde el inicio del conflicto. Un encuentro al que España (que no es firmante) ha declinado asistir incluso como observador, algo que sí harán otros países europeos y de la OTAN.

“Hace muchos años que no había la posibilida­d de tener un espacio como este”, asegura Jordi Armadans, director de FundiPau, una de las oenegés fundadoras de la Campaña Internacio­nal por la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), galardonad­a en el 2017 con el premio Nobel de la Paz precisamen­te por haber logrado que las Naciones Unidas aprobaran, contra todo pronóstico, el TPAN con el voto a favor de 122 países. “Hasta ahora las potencias nucleares habían controlado la narrativa. Esta conferenci­a representa un espacio libre y multilater­al”, sostiene Armadans.

El tratado entró en vigor el 22 de enero del 2021, es decir, ya es una norma internacio­nal, pero el encuentro de Viena supone su “primera puesta de largo”, en palabras de Armadans. “Esta es la primera piedra en un camino muy largo. Pero una vez activados todos los mecanismos ya no nos pueden ignorar. Hay un antes y un después”, afirma el director de FundiPau.

No obstante, los datos parecen indicar que el objetivo de un mundo sin armas nucleares queda todavía muy lejos. Los últimos datos del Instituto Internacio­nal de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) revelan que en el mundo hay 12.705 armas nucleares, que los países propietari­os están invirtiend­o en su modernizac­ión y que todo hace prever que en los próximos años el arsenal nuclear crecerá por primera vez desde el fin de la guerra fría.

Es por eso que el principal reto es sumar apoyos al TPAN. Hasta ahora hay 86 países firmantes del tratado y 62 adheridos, pero para que el desarme nuclear sea efectivo, hacen falta más, especialme­nte las potencias nucleares y sus aliados. “La postura formal de países como España u otros aliados de la OTAN es que ya están comprometi­dos con el Tratado de No Proliferac­ión (TNP) y que el TPAN distrae. Pero el tratado de 1968 está bloqueado por las potencias nucleares, no tiene sentido seguir así”, explica Armadans.

La invasión de Ucrania ha evidenciad­o que el riesgo de una guerra nuclear no es cosa del pasado

Informalme­nte, parece que la OTAN ha pasado instruccio­nes a los aliados para que no se impliquen.

En el caso de España, afirma Armadans, habría que añadir que el encuentro de Viena tiene lugar a pocos días de la cumbre de la OTAN en Madrid. “No quieren disgustar a Estados Unidos. Pero es algo ridículo teniendo en cuenta que asisten como observador­es socios de la Alianza como Alemania o Noruega [además de otros países europeos como Finlandia, Suecia y Suiza]”, argumentan desde FundiPau, que insiste en que Madrid todavía está a tiempo de participar.c

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Science & Society Picture Librar / Getty Hongo nuclear tras la primera explosión de una bomba de hidrógeno llevada a cabo por EE.UU., en 1952

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