La Vanguardia (1ª edición)

Vox crece menos de lo esperado y ve evaporarse su entrada en la Junta

Olona logra 14 escaños pero la estrategia nacional del partido queda en entredicho

- Asier Martiarena

Vox sumó ayer más votos y más escaños que los que cosechó en los comicios autonómico­s del 2018. Pasando a ser la tercera fuerza política de Andalucía cuando, hace cuatro años, apenas era la quinta. Y, hace ocho, ni siquiera existía.

El análisis estricto de los resultados es, inequívoca­mente, positivo para sus intereses. Pero, tras una campaña enfocada más a restar diputados al PP que a sumar los suyos propios, la digestión de lo sucedido dejó un sabor de boca agridulce en el partido ultranacio­nalista. Con regusto, incluso, a fiasco electoral. El primero desde su irrupción en la política nacional.

Especialme­nte tras la inapelable victoria de los populares que ha sacado a Vox de la ecuación para formar gobierno. Adiós al sueño de la vicepresid­encia de la Junta de Andalucía que, hace apenas dos meses, sí lograron en Castilla y León. Y adiós a su proyección como socio indispensa­ble del PP para las futuras contiendas electorale­s.

Ese punto de amargura quedó reflejado en las caras de su candidata, Macarena Olona, y de su líder nacional, Santiago Abascal, cuando, pasadas las 22.30 horas, apareciero­n en la plaza de Armas de Sevilla para valorar los resultados ante centenares de simpatizan­tes que ondeaban las banderas del partido sin demasiado entusiasmo.

Con el grito de fondo “hay que votar a Vox, hay que votar a Vox”, ambos rehuyeron el pesimismo y se felicitaro­n porque los andaluces “han dicho no” a Pedro Sánchez y no a “las políticas de ruina y miseria que han traído los gobiernos socialista­s a España y a Andalucía”. Acto seguido felicitaro­n al candidato del PP, Juanma Moreno, a quien reclamaron que sepa “aprovechar” la mayoría absoluta lograda para poner en marcha “un cambio real y profundo que afecta al día a día de todos los andaluces”.

Hasta ayer mismo en Vox confiaban en sumar 20 escaños, pero tendrán que conformars­e con 14.

Un grupo parlamenta­rio numeroso, pero irrelevant­e. Aunque, a pesar de ello, estará capitanead­o por la propia Olona. Al menos así lo dejó claro anoche descartand­o el viaje de vuelta al Congreso de los Diputados en donde todavía no ha renunciado a su escaño.

Desde su fundación, Vox había ido ganando terreno como consecuenc­ia del voto de castigo al PP. Pero los populares recuperaro­n ayer a sus votantes desencanta­dos y, absorbiend­o al electorado de Ciudadanos, devolviero­n a los ultranacio­nalistas a la casilla de salida. Dejándoles con un porcentaje de voto menor que el que lograron en Andalucía en las últimas elecciones generales. Ahora toca hacer examen de conciencia en el cuartel general de Madrid, desde donde los 0,5 +2

Abascal, Espinosa de los Monteros, Ortega Smith y compañía decidieron exportar un programa de corte nacional cuando las elecciones andaluzas se han jugado en todo momento en clave regional.

Capítulo aparte merece la elección de la candidata. Macarena Olona se presentaba como la punta de lanza de la batalla de Vox contra el “feminismo sectario” de PSOE y Unidas Podemos con el que crecer entre el electorado femenino. Pero su sobreactua­ción de los clichés andaluces para neutraliza­r las críticas por su empadronam­iento forzado al límite en Salobreña –para poder concurrir a los comicios– la convirtió en una caricatura desde el primer debate televisado. Demostrand­o un desconocim­iento absoluto del sentir y de las prioridade­s de los andaluces a quienes, paradójica­mente, estaba pidiendo el voto.

La solución adoptada por Santiago Abascal fue la de suspender temporalme­nte la agenda de la candidata para, 24 horas después, reactivarl­a con actos pequeños que limitaran su exposición. Demasiado tarde. Para entonces el meme de Olona la folklórica ya inundaba las redes sociales.

El pinchazo de Vox obliga a rehacer los cálculos en el resto de plazas. Especialme­nte en la Comunidad de Madrid, en donde los ultranacio­nalistas defienden que conforman una “coalición de facto” con el PP de Isabel Díaz Ayuso pero que, a la vista de lo ocurrido ayer, no les será fácil reeditar

El frenazo de los ultranacio­nalistas en las urnas supone su primer fiasco electoral desde su fundación

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