El cuarto cinturón se entierra para dar paso a la ronda norte
El proyecto que provoca discrepancias dentro del Govern plantea una carretera que poco tiene que ver con una autovía
El nombre no hace la cosa, pero en la Generalitat evitan en todo momento hablar del cuarto cinturón o la B-40. Son conceptos que trasladan la imagen de una carretera mastodóntica, con sus grandes enlaces y un movimiento ecologista en contra. Es por eso que el nuevo proyecto de carretera entre Terrassa y Sabadell se ha bautizado como “ronda norte”.
Aunque el nombre remite a las rondas de Barcelona, los responsables del proyecto evitan la comparación y hablan de “una carretera bien integrada y de impacto blando”. El referente con el que trabajan es la C-260 de Figueres a Roses, una vía desdoblada, con dos carriles por sentido y sin un gran impacto en el entorno. En este caso iría desde la rotonda de Can Roca de Terrassa –donde termina de forma abrupta la B-40– hasta la ronda Oest de Sabadell, pasando por los terrenos que actualmente ocupa el club de golf El Prat en un trazado de unos cuatro kilómetros que aún está por definir y que podría incluso ir soterrado en algunos tramos.
Será así siempre y cuando los dos socios del Govern se pongan de acuerdo, ya que la cuestión se ha convertido en uno de los últimos motivos de desencuentro entre Junts y ERC pese a que aparentemente estaban de acuerdo cuando se aprobó el plan específico de movilidad del Vallès, aprobado por el propio Govern a principios del 2021.
La falta de acuerdo entre Presidència y el Departament de Territori contrasta con el entendimiento del departamento responsable de infraestructuras y el Ministerio de Transportes, que está dispuesto a traspasar las competencias a la Generalitat y asumir la financiación de la obra mediante la disposición adicional tercera. Sería la administración catalana también la encargada de dibujar el trazado, definir las características de este y tramitarlo, así como de encargarse de la correspondiente declaración ambiental, y finalmente construirlo en un plazo no inferior a seis años debido a la complejidad del estudio informativo y el proyecto constructivo de una obra de estas características. Todo ello se limita al tramo entre Terrassa y Sabadell. El plan de hace décadas para extender la B-40 posteriormente hasta Granollers queda totalmente aparcado por la falta de consenso político.
“Hemos logrado una demanda histórica, que la Generalitat decida el trazado”, celebra la alcaldesa de Sabadell, Marta Farrés. Su homólogo en Terrassa, Jordi Ballart, apunta también que el acuerdo para la que califica de “infraestructura vital” es “estratégico para el territorio”.
Sabadell y Terrassa ven la obra como una oportunidad para mejorar la movilidad interna en sus ciudades