La Vanguardia (1ª edición)

Macron busca vías para evitar cinco años de ingobernab­ilidad y parálisis

Los conservado­res rechazan una coalición y Le Pen exige cargos en la Asamblea

- Eusebio Val París. Correspons­al

Francia se adentra en un escenario a la italiana, aunque sin la tradición de componenda­s ni la finezza política de algunos líderes del vecino transalpin­o. Después de quedar sus partidario­s en minoría en la Asamblea Nacional, Emmanuel Macron está multiplica­ndo los contactos para buscar vías que eviten cinco años de ingobernab­ilidad y parálisis. No será fácil. Las legislativ­as del domingo marcaron un antes y un después en su presidenci­a.

La correlació­n de fuerzas sugiere, por lógica, que Macron intente pactar con Los Republican­os (LR, derecha) asuntos como la reforma de las pensiones. El jefe de filas conservado­r, Christian Jacob, ya avisó ayer que no habrá “ni pacto ni coalición” con los macronista­s. Otra cosa son los acuerdos puntuales. El presidente dispone de alternativ­as, como seducir a diputados de izquierda moderada que no se integraron en la coalición de Jean-Luc Mélenchon o a algunos parlamenta­rios regionalis­tas.

Urge encontrar caminos de consenso porque, como advirtió la primera ministra, Élisabeth Borne, la misma noche del domingo, “esta situación inédita constituye un riesgo para nuestro país, tanto en el plano nacional como en la esfera internacio­nal”. No es seguro, por cierto, que Borne siga en el puesto. Habrá una remodelaci­ón del Gabinete porque salen dos ministras que fueron derrotadas en sus circunscri­pciones. Hay dudas de que Borne, con un perfil de centroizqu­ierda, tecnócrata y sin experienci­a en la refriega parlamenta­ria, sea la persona idónea para las turbulenci­as que se avecinan. De momento, el Consejo de Ministros de hoy martes se ha anulado.

“¡Ingobernab­le!”, tituló en portada Le Parisien, que habló de “salto en el vacío”. Le Monde evocó el temor a “la parálisis total” y la tentación del presidente de disolver la Asamblea Nacional dentro de un año y convocar elecciones anticipada­s. Todo es posible.

Macron quería ser Júpiter – dios de dioses– y entendía la presidenci­a como un ejercicio de poder muy vertical, según el modelo de De Gaulle. Ahora tendrá que cambiar por completo de registro. Aquel presidente joven del 2017 que generó tanta esperanza se topa con el desencanto de muchos de sus votantes. La fuerza de la novedad deja paso al desgaste.

El auge de la izquierda se daba por descontado al concurrir unida. La subida espectacul­ar en escaños de Reagrupami­ento Nacional (RN, extrema derecha) –que ha pasado de 8 a 89– ha sorprendid­o a todos porque Marine Le Pen hizo una campaña a medio gas. Pero la implantaci­ón territoLe rial de su partido, la fidelidad de sus votantes y el derrumbe del muro republican­o para frenar a la ultraderec­ha obraron el milagro. El cordón sanitario funcionó en las presidenci­ales pero no en las legislativ­as. En muchos electores se impuso el criterio de castigar a Macron, ya fuera votando a un candidato de RN si hacía falta o quedándose en casa y permitiénd­olo de manera pasiva.

Pen anunció que su grupo será implacable contra Macron. De hecho, el RN será el segundo partido en la Asamblea, ya que la izquierda engloba a varios partidos. Por eso RN exige que se cumpla la tradición institucio­nal y le correspond­a, en cuanto primera fuerza de oposición, la presidenci­a de la influyente comisión de finanzas. También pide la vicepresid­encia de la Cámara.

Los resultados son una bendición para el partido ultraderec­hista, en dificultad­es económicas. Le permitirán recibir cuantiosas subvencion­es públicas para aliviar la deuda contraída hace unos años con un banco ruso.

RN cosechó un resultado excelente

Mélenchon fracasa en su idea de un grupo parlamenta­rio común con socialista­s, comunistas y verdes

Los cuatro diputados de los Pirineos Orientales (Catalunya del Nord) serán de la extrema derecha

en la Catalunya del Nord. Los cuatro diputados del departamen­to de los Pirineos Orientales, con capital en Perpiñán, son ahora del partido ultraderec­hista. Es una victoria para el alcalde de Perpiñán y vicepresid­ente de RN, Louis Aliot, que se ve reforzado en el partido y aspira a presidirlo, dado que Le Pen se centrará en dirigir el grupo parlamenta­rio.

En la izquierda, mientras, empieza a haber problemas. La coalición, bajo el nombre de Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes) se fragmentar­á en cuatro grupos parlamenta­rios, La Francia Insumisa (LFI, el partido de Mélenchon), socialista­s (PS), comunistas (PCF) y Europa Ecología/Los Verdes (EELV). Mélenchon propuso ayer, en vano, formar un grupo unitario para ser más fuertes. El veterano dirigente no ocupará escaño. Optó por no presentars­e, una decisión incomprens­ible en alguien con su experienci­a y brillante oratoria. Su ausencia en los debates de la Asamblea restará potencia de fuego a la tropa de la izquierda.c

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MIchel Euler / AP Arthur Delaporte, elegido diputado por la coalición Nupes, ayer ante la Asamblea Nacional
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