Ciudadanos cierra filas ante las voces que piden la dimisión de Arrimadas
“De los sos ojos tan fuertemientre llorando”. Como el Cid en el primer verso del Cantar al partir al destierro, Juan Marín no pudo contener las lágrimas la noche del domingo tras presentar su dimisión y abandonar todos sus cargos en Ciudadanos.
Después de la noche más triste, ayer lunes arreciaban las voces que exigían la dimisión de Inés Arrimadas y de toda su ejecutiva para iniciar la “refundación” del partido, ya sin pulso en Andalucía. Pero desde Sevilla, los dos lugartenientes de la líder, los vicesecretarios generales Edmundo Bal y Daniel Pérez Calvo, descartaron cualquier tipo de reforma interna de la cúpula, cuyas preocupantes grietas recibirán apenas una manita de pintura naranja.
Pese al vaticinio certero de las encuestas, ambos dirigentes dijeron estar “sorprendidos muy negativamente” por el derrumbe andaluz y se mostraron convencidos de que existe un espacio para el proyecto político de Ciudadanos. “La gente nos dice: ‘Sois muy necesarios y habéis gobernado muy bien’, pero lo que cuenta, como decía Adolfo Suárez, no es que te quieran sino que te voten”, explicaron.
A la espera de lo que se decida la próxima semana, en la que se celebrarán diversos cónclaves para “hacer una reflexión profunda y serena” sobre lo acontecido, Ciudadanos mantiene impasible el ademán pese a la desolación en que se halla. “Las travesías del desierto acaban cuando tienen que acabar. No estamos planteando ningún cambio en la dirección. Tenemos
proyecto, tenemos ganas, y la presidenta está fuerte”. Fue el cierre de filas que se ofreció como única respuesta.
“En algo no estamos acertando”, fue la sutil autocrítica que se produjo, con el consabido recurso a la extrema polarización política como excusa para que el espacio de centro y liberal que aspira a representar Ciudadanos esté evaporándose.c