El futuro de Europa
Estoy aún en las nubes y es una sensación muy eufórica. Y a la vez es una emoción que se mezcla con la nostalgia y un poco de pena de que se haya terminado un programa que ha sido una experiencia remarcable. Ayer estuve en TV3 y ya estaban desmontando el plató: ¡Cuando lo vi empecé a llorar! Fue como un golpe de realidad y asumir que esta aventura se había terminado.
Aún no. ¡Les quedan dos conciertos en el Palau Sant
Jordi!
Es una locura y de aquellas cosas que parecen un hito imposible para cualquier artista. Gracias a estos conciertos, y a que todavía tenemos que empezar con los ensayos, no estoy teniendo tanta sensación de ruptura con el programa como me hubiera imaginado. Es bueno porque es como una bajada más suave, no tan pronunciada. Como llevo un ritmo muy frenético, cercano también me ha ayudado mucho: mi familia, amigos, mi novio… Son la red que me permite tener los pies en el suelo y me ayudan a coger perspectiva y a saber relativizar. Soy una persona que me gusta llevar un ritmo de vida frenético porque si paro me aburro y siento que me falta algo. Seguiré con la terapia porque creo que es algo muy necesario.
A diferencia de otros
talents,
no estaban
Me han marcado muchos consejos y elogios, incluso de los miembros del jurado, pero mi principal aprendizaje en el programa ha sido salir de mi zona de confort. Antes no me atrevía a hacer cosas nuevas porque pensaba que no era capaz o que no las haría bien, y Eufòria me ha forzado ha salir de esa zona de confort y me ha ayudado a ver que podía defender muchos estilos.
Como consumidora de TV3, ¿se esperaba un programa tan bien ejecutado y producido como este?
Nunca había visto algo así en la cadena y es normal que el espectador se haya enganchado. Supongo que a mí no me ha sorprendido tanto porque lo he visto desde dentro, pero se ha hecho un trabajo brutal.
Usted, además, estaba con exámenes finales de tercero de Logopedia… Las últimas cuatro semanas me coincidieron con exámenes finales. ¡Me gusta que me den caña! (Ríe). Es un esfuerzo mental muy duro, pero la satisfacción y el descanso posterior compensaban muchísimo.c
Ante la proliferación de plataformas de streaming, hoy es imposible estar abonado a todas ellas. O acaba costando un dineral. Porque el precio de cada una puede ser asequible, pero si vas sumando… Hay que elegir. Y también aprovechar la existencia de algunos servicios bajo demanda que son gratuitos. En este billete ya se recomendó RTVE Play, donde además de su producción propia e histórica, ofrece una excelente selección de series extranjeras como Downton Abbey, Victoria, Killing Eve, Sherlock o Poldark. Otra plataforma gratuita y popular es Pluto TV, con una oferta variada, desde canales de noticias a documentales, programas de cocina y de musica, animación para niños y series.
Entre estas plataformas gratuitas también hay que tener en cuenta Arte.tv, heredera del canal de televisión franco-alemán con vocación cultural y europea que el pasado mayo cumplió 30 años de su inicio de emisiones. Este servicio de streaming europeo presume de que todos los géneros audiovisuales de índole cultural tienen cabida en su servicio: cerca del 56% son documentales; el 19%, películas; el 14%, programas informativos, y el 5%, música.
Entre sus producciones documentales más recientes y recomendables se halla Europa, un continente en transición, seis capítulos independientes que se adentran en diferentes temáticas a las que se enfrenta el continente, algunas de ellas relacionadas con el medio ambiente, las fuentes de energía, la migración y el ámbito digital. Y más ligado a la actualidad, también se analiza la influencia de la pandemia de la covid y el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Entre las preguntas que se plantean en la serie figuran cómo alimentar de forma responsable a más de 500 millones de europeos, cómo superar nuestra dependencia de los combustibles fósiles o cómo enfrentarse a desastres ecológicos que exigen un cambio de paradigma. También se pone de relieve aspectos como que la economía digital crece siete veces más rápido que el resto pero que, en comparación con China y EE.UU., Europa se está quedando rezagada. O que en la actualidad, nuestro continente hace frente a la mayor ola de migración desde 1945: más de cinco millones de personas han huido de la guerra en Ucrania. Europa acoge con los brazos abiertos a estos refugiados, pero lleva años cerrando sus puertas a los que vienen del sur. ¿Puede una Europa que envejece prescindir de la integración de estos recién llegados? Preguntas que quizás no tienen respuesta clara pero que sí merecen una reflexión.c