La Vanguardia (1ª edición)

El poder de un libro

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JEso sí, su nuevo libro, (Alfaguara/La Campana) –que de nuevo tiene en cubierta un cuadro de Hopper y se ambienta en la Nueva Inglaterra que el autor suizo conoció en los veranos de su niñez–, transcurre cronológic­amente entre su primer hit y el segundo volumen de la trilogía, El Libro de los Baltimore (2016). Libros protagoniz­ados por Marcus Goldman, un escritor que ahora se enfrenta al asesinato de una modelo en un pueblo de New Hampshire pero que comenzó investigan­do una acusación de asesinato contra su mentor literario, Harry Quebert. Un escritor que se pregunta por las decisiones de su pasado y al que el éxito ha “averiado”.

Personajes que parecen estar buscando la redención.

Sí, redención en el sentido de que buscan ser capaces de avanzar con sus vidas cargando con el pasado. Una de las grandes cuestiones de la vida es ser capaz de perdonarno­s por ser quienes somos, de aceptar quienes somos y que hicimos lo que hicimos, que no hicimos lo que deberíamos haber hecho, que no vimos oportunida­des, que nos mantuvimos en silencio cuando deberíamos haber hablado. Todos esos momentos, esos lamentos, esos fracasos que tenemos y no podemos borrar, a veces no son gran cosa y a veces son un gran drama para algunos. Sea lo que sea, debemos continuar porque no hay otra opción. Es el objeto de esa redención en el libro: ser capaces de atravesar los traumas y dramas y continuar.

¿Quién es Marcus Goldman en ese sentido, preguntánd­ose qué ha hecho con su vida?

Todas las preguntas que se hace son sobre asumir elecciones, responsabi­lizarse de por qué hizo una cosa u otra, encarnar quién es, aceptar quién es. A veces aún está dividido por las decisiones que tomó y revisita el pasado por razones que no son buenas, para revivir algo que ya pasó. Pero ya pasó. En algún momento, y es un poco el propósito del libro, Marcus debe aprender a aceptar y abrazar la vida que ha elegido.

Su protagonis­ta es un escritor con el que usted hace un juego metalitera­rio: él mismo ha escrito ‘La verdad sobre el caso Harry Quebert’. Y tiene muchos problemas

con el éxito. ¿Hay paralelism­os con su propia vida?

Juego con eso, hace 11 años que la gente me pregunta si yo soy Marcus Goldman. Una parte de mí quiere jugar con eso, mantener esos lazos. No lo creé basándome en mí y lo siento muy diferente, pero es muy especial para mí y quizá intentar crear un puente con él es una manera de seguir conectado. Porque han pasado 11 años, tengo 11 años más en la cara, pero Marcus solo seis meses más que en el primer libro, que es donde arranca este. Cuando lo creé era mayor que yo y ahora lo soy yo, es un modo de seguir con él.

“Me preguntan hace 11 años si yo soy Marcus Goldman: juego con eso, pero él es diferente”

Tras Harry Quebert “No siento que el éxito haya cambiado mis valores, pero sí soy otro para los demás”

“En un mundo en el que buscamos la validación de los demás, leer nos conecta con nosotros”

Influencia­s “Como Agatha Christie, creo que mis libros han de ser un lugar seguro para el lector”

¿El éxito a usted le ha afectado?

Me ha cambiado la vida, seguro, pero no siento que haya cambiado la persona que era. Mis valores, el ser humano que soy. Eso sí, que la gente me vea como un escritor, que no era el caso de antes del éxito, ha hecho cambiar mi identidad a ojos de los demás.

¿Con ‘El caso Alaska Sanders’ concluye la trilogía o quiere seguir creando un mundo?

Solo acabar la trilogía. Cuando

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