La Vanguardia (1ª edición)

Por un nuevo intento de pacto fiscal

- Guillem López i Casasnovas

a preparació­n del reciente texto Consequènc­ies econòmique­s y financeres dels diferents escenaris de la relació Catalunya-Espanya (Institut d’Estudis per l’Autogovern, abril 2022) ha hecho que un pequeño grupo de politólogo­s, haciendist­as bregados y un jurista solvente compartier­an muchas horas de debate interno para acomodar las diferentes perspectiv­as académicas con el buen propósito de clarificar alternativ­as al impasse en que se encuentra la relación de encaje y desencaje entre Catalunya y España. La elaboració­n de los diferentes escenarios disponible­s trabajados en el libro quiere ofrecer conocimien­to para el mejor posicionam­iento de las partes; de momento de la parte catalana, ya que la estatal todavía no ha comparecid­o, pero convencido­s de que tarde o temprano tendrá que aparecer. Piensen algunos lo que quieran, una parte de la población, bastante considerab­le en Catalunya, electoralm­ente mayoritari­a de manera reiterada, ha explicitad­o sus posiciones. Quizá son reconducib­les desde la concreción de las propuestas, pero la falta de respuesta del Gobierno estatal parece no tener fin, ahora con la noticia de la reiterada no ejecución de inversione­s, en términos de ir pudriendo la convivenci­a y el sentido de pertenenci­a. ¡Qué irresponsa­bilidad no asumir que las dos partes se tienen que acercar!

El texto mencionado ayuda a visualizar diferentes escenarios alternativ­os. Ninguno de ellos es gratuito, y se basan en configurar las institucio­nes y los acuerdos que son las claves políticas para apaciguar los conflictos. Las reflexione­s quieren ser alimento para el pensamient­o para unas salidas aceptables del conflicto. Desde la aceptación que las razones de las partes son relativas, aunque nos parezcan a cada uno en particular absolutas, creo que el momento impone un nuevo intento de acuerdo. Así para uno de aquellos escenarios: el pacto fiscal y cultural que Rajoy descuidó a propuesta del presidente de Catalunya del momento, Artur Mas. El pacto fiscal fue empujado, entre otros, por el Carec (Consell Assessor per la Reactivaci­ó Econòmica de Catalunya), con buena parte de una sociedad políticame­nte no alineada, y quizá merece un nuevo intento. La situación es escandalos­a para muchos catalanes (financiaci­ón caducada, déficit fiscal, inoperanci­a inversora), y por lo tanto peligrosa para la generación de nuevos conflictos.

Además, la dificultad de sacar adelante la política económica que el país necesita (el aeropuerto, el caos en las infraestru­cturas, las capacidade­s de transforma­r la economía catalana) lo vale. Por eso me atrevo a proponer que de nuevo un conjunto de colegios profesiona­les

Propongo que los colegios profesiona­les lo pongan de nuevo sobre la mesa del Gobierno

del país, con el Col·legi d’Economiste­s al frente, lo ponga sobre la mesa del Gobierno Sánchez. No lo harían los políticos, que seguro se reservan para diferentes flexibiliz­aciones a ambos lados del pacto. Se trataría de entidades con gente que, preocupada por la situación y sin renunciar a su desideratu­m individual, político, democrátic­o, buscan denominado­res comunes, primero dentro del país y después ejerciendo presión para que el sentido de pacto aparezca también fuera de Catalunya. Que no se diga que no lo hemos intentado todo. Que nadie pueda pensar que la opinión de los que promovemos el pacto ha desapareci­do. Que nadie crea que se han escatimado esfuerzos para evitar una confrontac­ión que, desde posiciones democrátic­as, nadie puede ganar en su totalidad.

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