El Govern constata que el crecimiento pierde intensidad
La recuperación económica tras la crisis de la covid comienza a dar síntomas de ralentización. La guerra de Ucrania, la crisis energética, la inflación y los cuellos de botella en las fábricas y en transporte también están teniendo efectos sobre la economía catalana, que crecerá este año un 4,9% y el que viene un 2,9%, según las previsiones del informe anual de la economía catalana 2021 que presentó ayer el Govern de la Generalitat. Los datos contrastan con la expansión del 5,4% que experimentó el producto interior bruto catalán (PIB) el año pasado tras caer un 11,7% el primer año de pandemia. Una evolución positiva que fue posible gracias al impulso de la demanda interna –que contribuyó en 4,7 puntos porcentuales al PIB – y la demanda externa. Y también por el crecimiento de flujos de bienes y servicios, el aumento en las exportaciones y la mejora del turismo. Todos los sectores registraron alzas, aunque servicios (6,3%) e industria (5,6%) fueron los que más crecieron.
Sin embargo, el estudio constata que a partir del primer trimestre de este año la recuperación comenzó a perder intensidad por los efectos de la crisis de suministros – que está ocasionando dificultades a un 60% de las industrias en
Catalunya– , la inflación y el anuncio de incremento del tipo de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). Una medida que tiene como objetivo frenar la fuerte subida de los precios, aunque el Govern considera que no se puede descartar que la inflación se mantenga en niveles altos.
Los indicadores de confianza empresarial han disminuido este año, aunque las variables de ocupación ya han vuelto a los valores prepandémicos. La tasa de paro, se espera que en el 2022 sea del 10,4% y que en el 2023 baje al 9,9%, pero se augura también una
La crisis de los suministros, la inflación y el anuncio de subida de tipos penalizan la recuperación