La Vanguardia (1ª edición)

Grandeza de un Nobel ruso

Dimitri Murátov recauda 103 millones para Ucrania subastando su galardón

- FrAncesc Peirón Lueva York. Correspons­al

La historia tiende a las generaliza­ciones y las guerras subliman los estereotip­os. Esos mismos que Hollywood, inspirado por la dualidad cristiana entre el bien y el mal, transformó en dogma de fe laica. ¿Qué dice ese credo? Pues ahora señala que todos los rusos son los malos en la película que se ha montado un dictador como Vladímir Putin por sus ambiciones de ocupar Ucrania y que lo comparen con el zar Pedro I el Grande. Sonaría a chiste si no fuera por la mucha gente que muere y sufre.

Pero al igual que hubo alemanes en la resistenci­a luchando contra Hitler, también hay rusos buenos, ciudadanos que, pese a jugarse la libertad y el pellejo por la represión del putinismo, salen a escena a denunciar el horror que su Gobierno está cometiendo en el país vecino. Unos son anónimos. Otros, gracias a su posición, logran eco internacio­nal y desacredit­an la propaganda imperialis­ta del dictador.

Dimitri Murátov, premio Nobel de la Paz, es uno de esos rusos buenos y que, además, hace mucho ruido. El lunes se cerró en Nueva York, en la Heritage Auctions, la subasta de la medalla que recibió por esa distinción y que logró una recaudació­n récord de 103,5 millones de dólares. Murátov, periodista crítico con el régimen ruso, destinó de inmediato la recaudació­n, a través de Unicef, a los niños ucranianos refugiados, desplazado­s por el conflicto bélico.

“Tenía la esperanza de que hubiera una enorme cantidad de solidarida­d, pero no esperaba que fuera tan grande”, subrayó al conocer el resultado. La subasta arrancó en línea hace casi tres semanas, coincidien­do con el día de los refugiados.

A primera hora del lunes, la puja más alta era de solo 550.000 dólares. A medida que se acercaba el plazo límite para lanzar ofertas se pensó que habría un espiral al alza, aunque nadie imaginó que se acercaría a los 100 millones, ni que los superaría. Murátov salió de Rusia hace unos días para un viaje con una primera etapa en la Gran Manzana coincidien­do con la subasta en vivo la noche del lunes. No se desveló la identidad del comprador, aunque todo apunta que salió de Suiza.

La cifra habla por si misma, pero aún realza más el logro si se compara con otros precedente­s en los que se comerciali­zó el premio Nobel. Rompe todos los récords, ya que la marca anterior la obtuvo James Watson, que ganó en 1962 el premio como codescubri­dor de la estructura del ADN. Salió a subasta en el 2014 y recaudó 4,76 millones.

Pero Murátov confesó el pasado mes que la inspiració­n para emprender esta iniciativa la halló en el físico danés Niels Bohr, que en 1922 fue distinguid­o con este premio por su contribuci­ón a la comprensió­n del átomo y la mecánica cuántica. Bohr vendió su medalla para ayudar a los ciudadanos de Finlandia tras la invasión soviética de 1939.

Una vez fundida, la medalla de 175 gramos de oro de 23 quilates tendría un coste en el mercado de 10.000 dólares.

Junto a la idea de la subasta, el periodista anunció la donación a caridad de los 500.000 dólares que en metálico acompañaro­n al premio.

Murátov recibió la distinción en octubre del 2021 con la periodista filipina Maria Ressa. Los dos fueron distinguid­os por sus esfuerzos por preservar la libertad de expresión en sus respectivo­s países, a pesar de ser objeto de acoso y amenazas, incluso de muerte. Sin ir más lejos, al informador ruso le atacaron este abril con pintura roja cuando se disponía a coger un tren. Murátov contribuyó a la fundación del diario independie­nte ruso Nóvaya Gazeta. Ocupó el cargo de director hasta que cerró el pasado marzo. Continuar era imposible con la draconiana censura que impuso el Kremlin para silenciar a los disidentes a la hora de informar sobre la invasión de Ucrania.

Desde que Putin accedió al poder, alrededor

El periodista ruso bate récords en la subasta y entrega el dinero para los niños ucranianos desplazado­s

de una veintena de periodista­s han sido asesinados, con al menos cuatro que trabajaron en el diario de Murátov.

“Espero que esto sirva como ejemplo para otra gente, para que subaste sus posesiones de valor, sus reliquias, y ayude a los refugiados en Ucrania y en todo el mundo”, dijo en la intervenci­ón desde el escenario antes del remate final y de su récord.

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KELA BETALCUR / AFP

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