Álvaro Soler contagia su magia
El músico catalán no falta a su cita con el verano convertido en icono mundial
Sonríe. Esa eterna media sonrisa con la que Álvaro Soler siempre te recibe por muchos años que pasen y escalones mediáticos que haya subido. Su afabilidad es de serie, una de esas personas públicas siempre dispuestas a remar a favor de periodistas y fotógrafos. En su discurso hay una palabra que asoma en varias ocasiones: magia.
Los más observadores dirán que es una forma de promocionar el título del que hasta ahora es su último disco, pero es que el intérprete barcelonés de 31 años no solo se le da la bien mover las cinturas de las demás, sino crear un universo sonoro ligado al buen rollo y al optimismo que él lleva como bandera.
“La gente relaciona mi música con una esfera positiva; es cierto que la música que escribo suele transmitir mucha alegría”, explica Soler en un encuentro en La Vanguardia. Pero acota su mensaje para aquellos que tengan la tentación de ligar su figura a la aparición de la temporada de sol y playa: “No me pongo a escribir la canción del verano como muchos dicen, solo temas que transmitan buen rollo, aunque no todos son así”.
De hecho, fue número uno con su primer hit, Bajo el miso sol ,en pleno mes de diciembre. Eso sí, meses después llegó la versión junto a Jennifer Lopez y el astro se tornó mucho más brillante. Aquel tema significó, sin lugar a dudas, un punto de inflexión en la carrera de un artista que ha sido la definición evidente de lo que es un ciudadano universal. Empezó en Barcelona junto a su hermano
Greg Taro en el grupo Urban Lights. Ahora es él el que abre sus shows en la gira europea. El cantante había vivido en Japón, también en Italia, pero trasladó su base musical en Berlín, una ciudad que contagia música en directo por todos los rincones. “Allí encontré una movida que en esa época en Barcelona no existía, y es algo que me daba mucha pena porque creo que es una ciudad cosmopolita con unas opciones brutales”, explica Soler, que no se corta cuando tiene que apuntalar su discurso: “Me dio un poco de rabia tener que ir a Berlín para tener el éxito que ahora tengo, y me saow.