La Vanguardia (1ª edición)

Marlene Dumas se pinta vieja, borracha y mujer; su pintura es mucho menos tranquiliz­adora que una pista de baile

-

el corsé de lo moral (“me preocupa lo que piensan de mí y me preocupa aún más lo que piensan que yo pienso de ellos”) y observar con extrema humanidad hasta lo más inhumano de nosotros mismos. La vida siempre aparece en sus lienzos, incluso cuando pinta muertos. La locura, la lascivia, lo infantil, lo reprimido, el caos, el sufrimient­o, la incertidum­bre, los demonios interiores... La condición humana en su estado más grotesco, bella y tierna pese a todo. En uno de sus lienzos más perturbado­res, la artista residente en Ámsterdam pinta a su hija Helena desnuda y cubierta de manchas, con los brazos goteando un líquido rojo y azul, vulnerable en su desnudez, pero hostil y retadora en la mirada. ¿Es sangre coagulada o pintura? Nadie ha dicho que el arte, como la vida, tenga que ser como una pista de baile tranquiliz­adora, pero es un lujo cuando nos ayuda a traspasar la línea de visión de lo que no queremos ver y aceptar. Sobre todo, dentro de nosotros mismos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain