La Vanguardia (1ª edición)

La implosión del M5E por Ucrania desequilib­ra el Gobierno de Draghi

El premier italiano afronta la peor tormenta política desde que asumió el cargo

- Anna Buj Roma. Correspons­al

La decisión del ministro de Exteriores italiano, Luigi Di Maio, de abandonar el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y provocar una escisión en el partido ha colocado a Mario Draghi contra las cuerdas. El primer ministro italiano afronta la peor tormenta política desde que asumió el cargo, en febrero del año pasado, justo antes de que comience una semana de importante­s compromiso­s internacio­nales, desde el Consejo Europeo en Bruselas, a la reunión del G-7 en Alemania y a la cumbre de la OTAN en Madrid.

De momento no han habido efectos prácticos del cisma de los otrora populistas en el Gobierno. Di Maio sigue siendo ministro de Exteriores, y su nuevo grupo parlamenta­rio Insieme per il futuro (Juntos por el futuro) –que ha arañado más de 60 diputados y senadores del M5E– sigue apoyando a Draghi, con lo que el expresiden­te del Banco Central Europeo cuenta con la misma amplia mayoría que el lunes, aunque más fragmentad­a. Sin embargo, la implosión del M5E complica, y mucho, los frágiles equilibrio­s de la variopinta coalición del premier, que ahora está dividida en siete. El M5E ya no es la mayor fuerza parlamenta­ria que le secunda, sino que este privilegio ha pasado a ser de la Liga de Matteo Salvini, que de ahora en adelante podría poner en dificultad­es a

Draghi para llevar a cabo ambiciosas reformas como parte del plan de recuperaci­ón. Por ejemplo, la reforma fiscal, sobre la que Salvini tiene ideas diferentes.

El liguista ya ha puesto sobre la mesa la continuida­d de Di Maio como ministro de Exteriores. “Si permanece en el Gobierno y no representa a nadie es un problema”, aseguró, en caliente. Es posible que la Liga quiera reclamar una remodelaci­ón del gabinete de ministros para hacer notar su mayor peso en el Ejecutivo. O que la pida Giuseppe Conte, líder del M5E, que ha perdido a un ministro (Di Maio), a una viceminist­ra y a cuatro subsecreta­rios que le han secundado. Draghi, que se enteró del divorcio de Di Maio en la mañana del martes, no quiere de ninguna manera mover una ficha tan importante como el jefe de la diplomacia en plena guerra. Tampoco parece dispuesto a haber cambios de segundo nivel a corto plazo.

“La escisión del M5E está destinada a producir efectos sobre todo el sistema político, comenzando por Draghi, que se tambalea más que antes”, publicaba ayer un editoriali­sta en La Stampa. “Sin duda Draghi se ha debilitado porque ha habido un cambio sustancial en la mayoría”, coincide el profesor de La Sapienza Oreste Massari. “Pero de momento, está a salvo porque a los parlamenta­rios no les interesan unas elecciones anticipada­s, y no hay una mayoría alternativ­a a este Gobierno”.

La pelota ahora está en el campo de Giuseppe Conte, que, con el objetivo de recuperar algunos puntos en los sondeos, lleva varias semanas desafiando las decisiones de Draghi sobre la guerra en Ucrania y presionand­o para que se interrumpa el envío de armas a Kyiv, como piden la mayoría de los italianos, según las encuestas. En público, asegura que no tiene ninguna intención de retirar al M5E del Ejecutivo. En privado, algunos de los suyos están confesando que baraja hacerlo y dar apoyos puntuales a algunas leyes, algo que desataría una crisis política y pondría en riesgo la superviven­cia del Ejecutivo.

“Si tenía pensado hacerlo, ahora ya no puede porque Di Maio le ha acusado de no ser suficiente­mente fiel al Gobierno, y no le querrá dar la razón”, tranquiliz­a un diputado del Partido Demócrata (PD). En una comparecen­cia durísima, el ministro de Exteriores acusó al partido que lideró hasta el 2020 de “hipocresía”, de “ambigüedad” en la guerra y de debilitar a Italia en el exterior. Ayer, Draghi comprobó que mantiene el respaldo del Parlamento

De momento, nada cambia: Di Maio sigue como titular de Exteriores y los ‘grillini’ dentro de la coalición

después de que no hubiese ninguna fisura en la votación de una resolución sobre Ucrania que fue el origen del desencuent­ro. “La unidad es esencial en estos momentos porque las decisiones que debemos tomar son muy difíciles”, avisó el primer ministro en pleno vendaval.

La sacudida en el tablero italiano marca el inicio de un periodo de ánimos encendidos, que se calentará pasado el verano pero que ya comienza a respirarse, ante la elecciones que en principio deberían celebrarse en la primavera del 2023. En el Gobierno son consciente­s de que a medida que se acerque la campaña electoral, a Draghi le va a resultar más laborioso llevar a cabo proyectos ambiciosos. Tampoco se lo pondrá fácil Salvini, que sufre los nervios de haber sido desplazado en los sondeos por su rival y aliada, Giorgia Meloni de Hermanos de Italia.c

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DPA / EP El ministro de Exteriores italiano, Luigi Di Maio, ayer en una sesión del Parlamento

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