La Vanguardia (1ª edición)

Hong Kong nunca fue colonia británica Los nuevos libros de texto escolares enmascaran la historia a la medida de Pekín

- Ismael arana Hong Kong. Correspons­al

Durante décadas, a millones de niños de todo el mundo se les ha enseñado que Hong Kong fue una vez parte del imperio británico. En los medios de comunicaci­ón, es habitual referirse al territorio como “la excolonia”, algo que tampoco escapa a las guías de viaje o folletos empresaria­les. Pero los libros de texto escolares del próximo curso sostienen que el enclave nunca fue una colonia, una narrativa auspiciada por Pekín para fundamenta­r su soberanía ininterrum­pida sobre la convulsa demarcació­n.

La postura china no es nueva. El gigante asiático siempre ha defendido que ellos nunca renunciaro­n a la soberanía sobre el territorio y que su entrega a los británicos se debió a los injustos “tratados desiguales” que, como perdedores, firmaron bajo coacción al final de las dos guerras del Opio en el siglo XIX. Gracias a ellos, Gran Bretaña gobernó el territorio de 1841 a 1941 y, tras los años de ocupación nipona durante la Segunda Guerra Mundial, de 1945 a 1997. El 1 de julio de aquel año, la Union Jack fue arriada por última vez en Hong Kong en presencia del príncipe Carlos de Inglaterra y el gobernador Chris Patten para dar paso a la bandera china, izada bajo la atenta mirada del entonces líder comunista, Jiang Zemin.

Bajo el punto de vista chino, Gran Bretaña “solo ejerció un dominio colonial” durante todos esos años, definición que ahora consagran los nuevos manuales. En sus páginas también se recoge que las Naciones Unidas eliminaron en 1972 a Hong Kong de su lista de colonias bajo petición china.

El gobierno local ha seguido la retórica comunista desde 1997. Sus autoridade­s, leales a Pekín, nunca dicen que la soberanía fue “transferid­a”, sino que Hong Kong “regresó a la madre patria”. Los museos de la ciudad solían describir a la ciudad como una colonia, pero esas referencia­s han ido desapareci­endo.

El último cambio va en línea con los recientes esfuerzos chinos por tratar de inculcar una “identidad china” entre los estudiante­s locales. Sobre todo después de las protestas antigubern­amentales de los últimos años y la aparición de movimiento­s que abogaban por una mayor autonomía o, incluso en algunos casos puntuales, por la independen­cia.

“La agresión británica violó los principios del derecho internacio­nal, por lo que la ocupación de la región de Hong Kong no debería haber sido reconocida como legal. Hong Kong no tenía estatus colonial y, por lo tanto, no existía la llamada autodeterm­inación”, se lee en uno de los extractos vistos por los medios.

Los cuatro libros en cuestión forman parte de la nueva asignatura de ciudadanía y desarrollo social, que reemplaza a la anterior de estudios liberales, con la que se buscaba dotar al alumno de una mayor capacidad de pensamient­o crítico y análisis. Tras las protestas del 2019, la materia fue señalada como una fuente de radicaliza­ción y la vía por la que algunos profesores les inculcaban ideas equivocada­s, por lo que se decidió su reforma.

En este sentido, los nuevos textos –que todavía están pendientes de la aprobación final– también reflejan la postura china sobre las masivas protestas de hace tres años, que para ellos fueron una amenaza para la seguridad nacional e instigadas por fuerzas extranjera­s. En sus páginas también se justifica la imposición por parte de Pekín de la ley de Seguridad Nacional en el territorio. La norma, que castiga con hasta cadena perpetua los delitos de secesión, subversión o terrorismo, ha sido criticada por la oposición como una herramient­a con la que silenciar cualquier voz crítica.

La propuesta de los libros de texto llega pocos días antes de que Hong Kong conmemore

El nuevo material se aplicará en la asignatura ciudadanía y desarrollo social, que reemplaza a estudios liberales

el 1 de julio el 25.º aniversari­o de la vuelta a la soberanía china. Ese día, también jurará el cargo, como nuevo jefe del ejecutivo local, el anterior responsabl­e de Seguridad John Lee, que sustituirá en el puesto a la malograda Carrie Lam, la líder local peor valorada de la historia.

Tradiciona­lmente, el líder del Gobierno central ha asistido a la ceremonia de investidur­a. Por ahora, no ha sido confirmada la presencia del presidente Xi Jinping, que no sale del territorio chino desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, las especulaci­ones han aumentado en los últimos días después de saberse que las autoridade­s locales y los niños de un colegio tendrán que pasar varios días en cuarentena antes del aniversari­o, lo que sugiere que se están preparando para crear un “circuito cerrado” para la visita de un alto mandatario.

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LLaJEROME FAVRE / EFE

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