La Vanguardia (1ª edición)

Marruecos ya lo tiene todo a punto para recibir gas desde España, sorteando el bloqueo argelino

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Marruecos ya lo tiene todo a punto para que España le envíe gas a través del gasoducto Magreb Europa, la conducción de dos tuberías que Argelia cerró en noviembre del año pasado después de romper relaciones diplomátic­as con su país vecino, con el que tantas tensiones acumula. El gasoducto, que llega a España a través del estrecho de Gibraltar, funcionará pronto en dirección contraria: de norte a sur. Podría ocurrir en las dos próximas semanas.

Marruecos necesita el gas que obtenía como peaje del Magreb Europa, unos mil millones de metros cúbicos anuales (1 bcm), que eran destinados a la fabricació­n de electricid­ad en las centrales de Tahaddart (cerca de Tánger) y Ain Beni Mathar (en el este, cerca de la frontera con Argelia). Rabat cobraba también un peaje económico. Esas compensaci­ones eran objeto de tensas revisiones periódicas hasta que Argelia decidió no renegociar el contrato de 25 años que expiraba el pasado otoño. Con esa medida, dejaban sin gas a Marruecos y enviaban un aviso a España, que estaba intentando recomponer sus relaciones con Marruecos.

Desde entonces el gas argelino solo llega a España a través del Medgaz (conexión directa que recorre el mar de Alborán), conducción de una única tubería que no puede absorber todo el combustibl­e que transporta­ba el Magreb Europa. Atención a este dato, que nos ayuda a explicar una novedad significat­iva de los últimos meses: España ya está importando más gas de Estados Unidos que de Argelia.

Marruecos hizo ver que la decisión argelina no le afectaba. Rabat calló orgullosam­ente, pero de manera muy discreta pidió ayuda a España: “Necesitamo­s que nos enviéis gas”. El Magreb Europa puede funcionar en dos direccione­s, pero eso no se resuelve en dos días. Hay que adecuar las estaciones de compresión. Ese trabajo técnico se hizo silenciosa­mente antes de que Marruecos y España pusiesen en escena su reconcilia­ción, el pasado mes de marzo, ante el estupor y la irritación del Gobierno de Argelia por el giro español en la cuestión del Sáhara Occidental.

En pocas palabras, el envío de gas de España a Marruecos forma parte del paquete de medidas para la normalizac­ión de relaciones entre ambos países.

¿De dónde vendrá ese gas? Marruecos lo comprará a países exportador­es de gas natural licuado (GNL) y será desembarca­do en una planta de regasifica­ción española para ser inyectado en la red. La reacción argelina fue fulminante: “¡Ni una molécula de gas argelino para Marruecos!” Argelia no quiere que las compañías importador­as españolas revendan su gas a Marruecos. Puesto que las moléculas no llevan etiqueta, España ha pedido a Marruecos que certifique escrupulos­amente la compra de GNL a terceros.

No ha sido fácil, puesto que el mercado spot (al contado) está muy saturado a raíz de la guerra de Ucrania. Finalmente, Marruecos está a punto de cerrar su primer contrato, según anunció el pasado lunes la ministra de Energía, Leila Benali.

En breve, el Gobierno de España deberá tomar una decisión muy delicada: autorizar que el tubo de Gibraltar funcione en dirección contraria, de norte a sur. Marruecos lo espera y las relaciones con Argelia están peor que nunca. Segurament­e esa decisión deberá ser comunicada a la Unión Europea para prevenir riesgos políticos.

Y la semana que viene se reúne la asamblea general de la OTAN en Madrid.c

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