El castigo de tener covid
Mi madre de 84 años está hospitalizada por una fractura de fémur agravada por una luxación de cadera.
no voy a quejarme de cómo es posible que tarden ocho días en operar a una mujer tan mayor, ni del trabajo de los auxiliares que hacen lo que pueden en unas condiciones casi imposibles. Me voy a quejar del protocolo covid: una visita de una hora al día o por la mañana o por la tarde.
Hablemos de la fragilidad de enfermos como ella, que en esa planta son la mayoría: personas con graves problemas de movilidad y dependencia. Mi madre no puede comer sola, no puede beber sola, no puede darse la vuelta ni girarse, no puede poner en marcha el televisor.