Anna Sorokin quiere ser un NFT
La estafadora de la alta sociedad neoyorquina se ofrece como pieza de arte digital
carrera para concentrarse en sus hijas, Mendes explicó que siguió el ejemplo de su madre, Eva Pérez Suárez, que se dedicó de lleno a ella hasta que tuvo 8 o 9 años. Ante la pregunta de si había extrañado algo de la actuación en todos estos años, Eva se quedó en blanco,y luego de un rato bromeó: “Tal vez el servicio de catering”.
Unos días después, la actriz de 48 años se presentó en el programa de variedades que conduce Whoppi Goldberg, The view, para continuar con la promoción de una de sus marcas, Skyra Style, detallando a cámara cómo usar una esponja especial para lavar los platos. Hoy convertida en una exitosa empresaria, Eva de la Caridad Méndez relató cómo en otros tiempos aceptó trabajos que no le convencían solo para poder tener dinero.
Aunque aclaró que todavía sigue actuando, probablemente por haberle prestado la voz a un personaje en un episodio de la serie animada de Disney Junior Bluey que se emitió el año pasado, reconoció que está interesada en regresar aunque bajo condiciones muy estrictas: “Antes hacía de todo, pero ahora que tengo hijos no quiero hacer escenas de violencia ni de sexo. La lista de lo que puedo hacer es muy corta”, adelantó.
Cuando le preguntaron si volvería si se dieran las condiciones que necesita, aseveró: “Eso espero. Pero tiene que ser algo muy bonito y muy limpio. Algo de Disney sería perfecto”, dijo en tono de broma. Dueña de una cuenta de Instagram con 2,7 millones de seguidores, Mendes también admitió en la entrevista que el año pasado decidió alejarse de las redes sociales: “Me empecé a sentir bastante falsa. Uno tiene que generar contenido todo el tiempo y de pronto descubrí que me pasaba el día preguntándome a mi misma si eso que estaba viviendo podía servir para un post en las redes, y yo no quería vivir así. Me interesaba ser más genuina. Creo que mi último post fue de cuando subí a una noria, y de golpe me pregunté qué era lo que estaba haciendo”, le confesó a las conductoras del programa. Whoopi Goldberg no tuvo reparos en ofrecerle trabajo, invitándole a regresar a The view como parte del equipo de conductoras.c
Su estancia en la cárcel le ha mostrado la ruta que debe seguir en su vida. De mayor, Anna Sorokin quiere ser artista.
Tampoco es una cosa tan disparatada cuando para muchos, usando su alter ego de Anna Delvey, entronizada por Netflix en la serie Inventing Anna (¿Quién es Anna? en España) como mito de la cultura pop, sublimó el arte de la estafa con los millonario neoyorquinos haciéndose pasar por rica heredera alemana. Ahí había mucho ingenio porque ni era alemana (nació cerca de Moscú), ni rica ni heredera de nada, pero dio el pego hasta que acabó en la cárcel.
Tras recuperar la libertad y de vuelta al presidio a la espera de ser deportada (o no), Sorokin aseguró hace unos días que quiere dejar atrás a la delincuente que le dio fama y entrar en la senda que se resume de la siguiente manera:
–Deberías simplemente hacer un NFT de ti mismo.
Ese es el consejo que le ofreció un amigo vía Twitter y que ella ha decidido aplicar. En su condición de Anna Delvey, que
Juicio. es como quiere ser reconocida, tiene el plan de lanzar una colección de Token no fungible, un activo digital encriptado que representa algo único.
Así lo anunció desde el centro penitenciario de Goshen (estado de Nueva York), en el que ingresan los que esperan a ser expulsados por incumplir las leyes de inmigración.
Esta célebre timadora acunó 10 NFT que otorgarán a los titulares un “acceso exclusivo” a ella y esto incluye ventajas como llamadas telefónicas individuales con Delvey.
Tres ultra platino NFT garantizarán la oportunidad de encontrarse con ella en persona. “Estoy intentando alejarme de la estafadora”, afirmó en una conversación con la NBC.
“Esto (su condición de delincuente) me lo impuso el fiscal y lo han seguido los medios y el show de Netflix, pero quiero apartarme de esa imagen”, subrayó sobre su nuevo proyecto.
Por mucho que diga que todo eso fue una invención, a ver quién se fía de sus iniciativas.
Sin embargo, Sorokin, en su personalidad de Delvey, cuenta con un buen coro de seguidores. Esto quedó demostrado en el bajo Manhattan el pasado marzo, cuando un colectivo de artistas montó una exposición en una galería para exponer los dibujos carcelarios de Delvey.
El momento sublime se produjo al participar ella, vía telefónica desde la cárcel, en la fiesta de apertura de la muestra. Hacía solo unos días que sus abogados frenaron en el último segundo su deportación, poco antes de que partiera su avión rumbo a Alemania, país al que su familia se trasladó siendo Anna una adolescente. Su irrupción en Nueva York se produjo en el 2013, pero no se supo de ella hasta el 2017 al exponer sus sueños de grandeza.c
rtista de ascendencia cubana dió alejarse de su carrera dedicarse de lleno a sus , como hizo su madre con ella
Anna Sorokin, o Delvey, sigue a la espera de ser deportada tras timar a millonarios y amigos